Ariège es ese pedazo de Francia que está al otro lado de la Pica d’Estats. Es decir, es un departamento que no acaba de ser conocido ni en Francia ni en Cataluña pero que tiene suficientes atractivos para dedicarle algunos días e ir a la búsqueda de pequeños productores agrícolas, buscar las huellas de los peregrinos del Camino de Santiago o las de los cátaros por el Camino de los Buenos Hombres, ruta que tiene paradas muy importantes en el castillo de Montségur y en el de Foix. Sin olvidarnos de los mercados. El departamento, que toma su nombre del río que lo cruza, uno de los afluentes del Garona, trata de vincularse a la marca Pyrénées para ponerse en el lugar que le corresponde. La oferta turística es suficientemente rica durante todo el año, con celebraciones como las fiestas de la trashumancia, el festival de marionetas en Mirapoix y numerosos festivales musicales. En otoño, además, tenemos el aliciente de la explosión de colores de los hermosos paisajes pirenaicos. Te damos algunas claves para descubrir Ariège.
Mercado de Saint-Girons
Es el mercado más importante de Ariège, aunque paseando entre sus puestos bien podría pasar por un club social en el que los agricultores y el resto de habitantes de los 18 valles cercanos van a contarse las novedades de la semana. El mercado se celebra cada sábado por la mañana, desde muy temprano. Entre verduras, panes artesanos, mermeladas y quesos, podemos encontrar puestos que preparan comida: ostras, mejillones, una apetitoso cerdo gascón, incluso alguno se atreve con la paella. Músicos ambulantes amenizan la mañana y una arboleda de plátanos se encarga de proveer de sombra a los visitantes. Muchos de los productos que se venden en el mercado de Saint-Girons están amparados bajo la marca Parc Naturel Regional Pyrénées Ariègoises. Otro de los mercados que merece una visita es el de Mirepoix.
Saint-Lizier
En Ariège podemos visitar desde pueblos como Senconac, donde todos sus habitantes entrarían en un selfie —hay censados siete—, hasta pueblos cargados de historia y con un rico patrimonio. Es el caso de Saint-Lizier, etapa de una de las variantes de la Vía Tolosana, uno de los caminos franceses a Santiago. En concreto, es la variante de Carcassone la que pasa por el pueblo. Su vinculación con las peregrinaciones queda patente en la magnífica Catedral, donde destacan el claustro y un notable Pantocrátor. En el antiguo hospital podemos visitar una farmacia del siglo XVIII con tarros de loza y vidrio que contenían curiosos ungüentos, preparaciones y medicinas, como el aceite de los cuatro ladrones o el aceite de perro. La localidad pide un ritmo tranquilo, el paseo sin prisas y el descanso en una terraza bebiendo un chincholle —vino tinto, limonada natural y azúcar— o un panaché —cerveza con limonada natural. Pero si se quiere marcha, no hay nada más que comprar embutidos, queso y pan en el mercado, echarlos en la mochila, e ir a hacer senderismo por alguna de las rutas que parten desde este pueblo incluido en la lista de Les plus beaux villages de France.
Mermeladas y helados de Anne Larive
Está muy extendido el dicho “si la vida te da limones, haz limonada”. A Anne la vida le dio un precioso y fértil valle donde crecen frutas, tanto salvajes como cultivadas por ella, flores y plantas de la montaña. En el pequeño pueblo de Samortein en Bethmale prepara con mimo zumos, mermeladas y deliciosos helados. Sus productos se encuentran en algunas tiendas gourmet de Ariège y en mercados como el de Saint-Girons, pero aconsejamos que te acerques hasta el pueblo para saludar a Anne en su propia tienda y degustes alguno de sus productos disfrutando de las vistas al valle. Gracias al cuidado del producto en todas sus fases, encontramos numerosos restaurantes en el departamento que trabajan con la filosofía kilómetro cero. Un buen ejemplo es el restaurante La petite maison, del chef Pao Magny, en la localidad de Lorp Sentaraille.
Pascal Jusot
A Pascal, en cambio, le dieron raíces y madera y se puso a hacer los zuecos de madera de Bethmale, parte imprescindible de los trajes regionales. En su pequeño taller podemos ver como moldea la madera y las peculiares herramientas que utiliza. En concepto, tienen la misma función que la madreña asturiana, facilitar el andar por la tierra y los campos de labranza, pero actualmente es más un elemento utilizado en el folclore, sobre todo el zapato más característico, con acabado en una larga punta y decorado con cuero y tachuelas. Si te encaprichas de un par de estos zapatones puedes comprar alguno de los modelos acabados que expone en una pequeña tienda junto al taller o encargarlo a medida y en un par de días pasar a recogerlos. Pascal te enseñará a mantenerlos, con grasa animal para las bridas de cuero y barniz para el exterior.
Georgette
Pese que hay quien se empeña en demostrar que un vaso es un vaso y un plato es un plato, Jean-Louis Orengo dice que una cuchara puede ser un cuchillo y un tenedor. Tras una expedición por Canadá en el año 1988, Jean-Louis regresó con la obsesión de reducir peso para futuras aventuras y una de las cosas en las que pensó fue en viajar con un solo cubierto. Llamó a su cubierto Georgette —Demoiselle (señorita) al de tamaño pequeño— porque la forma le recordaba al cuerpo de una mujer, aunque la inspiración le vino de la naturaleza, de un lobo que se acercó a verle durante la expedición. Así, la forma del cubierto pretende ser la huella del lobo por donde apoya el pie, aunque lo traslada a la huella genérica y habla del oso o de la parte interior de la mano del hombre. Para él, el cubierto simboliza la libertad, lo salvaje. Famosos chefs con estrella Michelin, como Alain Ducasse, han incluido la Georgette entre su cubertería. Recientemente, el restaurante de la Torre Eiffel ha hecho un gran pedido de este singular cubierto.
Una copa de vino
Los vinos de Ariège no están entre los más conocidos de Francia, pero gracias al empeño de pequeños productores cada vez están alcanzando cotas más altas de calidad. Son muchas las bodegas que ofrecen visitas a los viñedos y degustación de vinos. Nosotros visitamos la de Thomas Piquemal, Coteaux d’Engraviès. Este joven viticultor vio el potencial del terruño y compró el viñedo a sus antiguos propietarios, que buscaban una tranquila jubilación viendo los viñedos desde su casa de piedra. Thomas trabaja con Syrah y coupages de Syrah, Merlot y Cabernet Sauvignon.
Cueva de Niaux
En Ariège se han encontrado numerosos restos de la presencia de nuestros antepasados. La cueva de Niaux es el mejor ejemplo de las huellas de la Prehistoria, de la época del Paleolítico Superior. Las pinturas rupestres magdalenienses que podemos ver en el Salón Negro, tras recorrer algo menos de un kilómetro desde la entrada, son magníficas. Las pinturas están trazadas en color negro y son de una gran precisión. Representan bisontes, caballos, cabras y ciervos. Con el fin de preservar estas obras, de entre 12.000 y 14.000 años de antigüedad, las visitas a la cueva están limitadas en duración y cupo, por lo que es muy conveniente reservar.
Para conocer más de cerca cómo se vivió en ese periodo, es muy recomendable visitar el Parque de la Prehistoria, especialmente si se viaja con niños.
Fraguas de Pyrene
En este museo etnográfico nos muestran los trabajos más comunes que un día se realizaron en Ariège, oficios perdidos que mediante representaciones en vivo permiten que la memoria perdure. Afiladores, sopladores de vidrio, carpinteros, herradores, curtidores, lavanderas, buhoneros, buscadores de oro, fabricantes de peines, encuadernadores, adiestradores de osos. Podemos conocer las características de hasta 130 profesiones, ver la colección de más de 6.000 herramientas y visitar los talleres donde se desarrollaban los trabajos. El taller más importante es el de la fragua, clasificada como Monumento Histórico en 1983 por ser la única fragua en Francia que se utiliza a diario. Durante todo el año se celebran diversas fiestas, como la del pan, la de las cosechas, la de la trilla, la del otoño, la del libro o la de la música, celebraciones en las que podemos ver las muestras de baile y folclore popular.
Ruta por los castillos
El castillo de Montségur fue uno de los últimos puntos de resistencia cátara. De allí parte la ruta o Camino de los Buenos Hombres, que llega hasta el santuario de Queralt, en Berga, Cataluña. Era el camino que recorrían los cátaros para cruzar los Pirineos y refugiarse en casa de los nobles que les dieron asilo. El otro castillo importante es el de Foix, que fue hogar de Gaston Phoebus, uno de los condes de Foix y autor del Libro de la Montería. También fue habitado por Enrique IV, que acabó siendo rey de Francia. Actualmente es la sede del museo del condado de Ariège. Otros castillos de la ruta son el de Miglos, Fiches, Usson, Roquefixade, Montaillou y Montréal de Sos, aunque algunos de ellos no son más que unas pocas ruinas que apenas muestran la importancia que un día tuvieron.
Naturaleza
La naturaleza pirenaica es el gran reclamo de Ariège, así como las diferentes actividades que podemos desarrollar en ella, especialmente el senderismo con más de 5.000 kilómetros de recorrido, entre ellos una parte del GR-10 que atraviesa los Pirineos; el ciclismo de montaña y los vuelos en parapente. Una de las rutas más conocidas recorre el valle de Bethmale y llega hasta el lago del mismo nombre. Una de las más fáciles, y entre nuestras preferidas, es la que parte del pueblo de Rabat-les-Trois-Seigneurs y llega hasta la cascada de La Freyte. La gente más acostumbrada a caminar puede optar por uno de los ascensos a los picos del departamento. Para los que busquen adrenalina, hay varios descensos de barrancos bastante espectaculares y empresas que realizan vuelos en parapente.
Texto: Rafa Pérez / Fotos: Felix Lorenzo y Rafa Pérez
Cómo llegar
El Tren de Alta Velocidad nos ha acercado, aún más, al país vecino gracias a la cooperación entre Renfe y SNCF, las compañías nacionales de los dos países. Nosotros viajamos desde Barcelona Sants a la estación de Toulouse-Matabieu en tres horas. Allí alquilamos un coche para llegar, en aproximadamente una hora, al departamento de Ariège. Desde Madrid se puede viajar a Toulouse haciendo un cambio de tren en Barcelona o en Perpignan. Los precios para el viaje desde Barcelona, para billetes comprados con antelación, salen a partir de 39 euros por trayecto. Para más información, visitar la web de Renfe-SNCF.
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