Científicos de la Universidad de Yale en Connecticut y de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) han redactado recientemente una lista con cien especies de aves a la que han denominado EDGE Birds. Se trata de una lista formada por especies en serio peligro de extinción pero escogidas cuidadosamente en función de su importancia evolutiva, de sus pautas de comportamiento y de sus características morfológicas. La lista forma parte de un programa mas ambicioso que pretende documentar estas aves y asegurar su futuro. Entre las especies escogidas se encuentran algunas tan relevantes en la lucha por la conservación como el cóndor californiano (Gymnogyps californianus), el kakapo (Strigops habroptilus) de Nueva Zelanda, el águila monera (Pithecophaga jefferyi) de las Filipinas o el curioso correlimos cuchareta (Eurynorhychus pygmeus), con su peculiar pico en forma de espátula.
Este pequeño limícola está clasificado en la Lista Roja de la IUCN bajo la categoría “En peligro crítico” dada la precariedad de sus poblaciones. En el año 2004, BirdLife Internacional calculaba que su población se situaba entre los 1.000 y 2.500 ejemplares.
Su área de cría recorre la costa rusa desde la península de Chukotsk hasta el istmo de Kamchatka donde pasa el verano. Con la llegada del frío emprende una larga migración hasta sus cuarteles de invierno, situados en humedales costeros de Hong Kong, del sudeste asiático y de Bangladesh.
He tenido la oportunidad de observar, durante dos años consecutivos, algunos ejemplares de correlimos cuchareta en unas modestas salinas del golfo de Tailandia —concretamente en la zona de Pak Thale—, donde algunos ejemplares se alimentan y reposan esperando la primavera para emprender el largo viaje de regreso a las costas rusas del mar de Bering. Escribiendo estas líneas recuerdo especialmente un rasgo de su comportamiento que observé en diversas ocasiones: cuando una rapaz sobrevolaba las zonas donde se alimentaban correlimos, archibebes y otras especies de limícolas todos alzaban el vuelo para aterrizar una vez pasado el peligro. El único que volvía a alimentarse exactamente en la misma ubicación era el correlimos cuchareta.
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