Me preguntan con frecuencia cuál es el equipo ideal para hacer fotografías en los viajes. Mi respuesta es siempre la misma: hay una cámara para cada presupuesto, desde compactas apañadas por apenas 400 euros hasta sofisticados equipos que superan el precio de muchos coches. Ahora, la cosa cambia si se trata de fotografiar estrellas. En este caso sí que influye mucho el equipo que utilizamos. En primer lugar, necesitamos una cámara que pueda trabaja en modo manual y que se sienta cómoda trabajando a ISO elevado. Es más, apuntaría que lo ideal es una cámara Nikon de gama alta —no he probado las Canon, pero me consta que van algo por detrás de Nikon en el tema del ISO—, destacando modelos como la D700, la D800, D4, etc. También las ópticas son muy importantes, los objetivos de gama alta, con aperturas de 2.8 o mayores, son ideales en tanto que tienen menos aberraciones cromáticas y de coma. Otro de los elementos indispensables es un buen trípode sobre el que estabilizar la cámara y un disparador que nos permita disparar a más de 30 segundos cuando sea necesario, programar disparos a intervalos o, simplemente, disparar sin tener que accionar el disparador de la cámara y evitar trepidaciones de la misma.
La planificación también es fundamental a la hora de tener más probabilidades de éxito. Lo ideal es hacer trabajo de campo, visitar la zona de día, localizar los elementos que queremos incluir en la toma y marcar la posición con un GPS. En casa, podemos complementar la información con los programas gratuitos para ordenador Stellarium, que permite ver la posición de determinadas estrellas o de la Vía Láctea, y TPS que nos permite ver la dirección de la luz, tanto del sol como de la luna si la hubiera, aunque las condiciones ideales para fotografiar las estrellas se dan durante las noches de luna nueva. Por supuesto, hay mejores localizaciones que otras. Si no nos alejamos lo suficiente de las ciudades o de los focos de contaminación lumínica, el resultado pueden ser frustrante. Por suerte, en España tenemos algunos de los mejores cielos del mundo. Eso sí, hay que viajar hasta las islas Canarias, tanto a Tenerife como a La Palma. También hay zonas en los páramos de Castilla-León. Estuve hace algunos meses en el Anayet, Pirineo aragonés, a 2400 metros de altitud, desde donde se veía la luz de Huesca, a más de 100 kilómetros de distancia. O en el Pic du Midi de Bigorre, en Francia, desde donde se veían las luces de Toulouse y de ¡Barcelona!
Bueno, ya tenemos la localización y la cámara sobre un trípode. ¿Y ahora qué? Pues depende del tipo de foto, si queremos congelar alguna constelación, la Vía Láctea o, por el contrario, aprovechar el movimiento de rotación de la Tierra para dotar de movimiento a las estrellas buscando como eje la estrella Polar.
Algunas de las fotos más espectaculares de estrellas son las que incluyen la Vía Láctea con algún paisaje de nuestro planeta, fotografías impensables hace unos pocos años debido a la limitación en los ISO de la película primero y de las primeras cámaras digitales después. Utilizaremos objetivos angulares, para captar el mayor trozo posible de nuestra galaxia —conviene consultar el Stellarium para saber cuál es el momento del año en que se ve la parte central de la Vía Láctea, la más espectacular con los cuernos apuntando a Antares—, aunque también existe la opción de hacer alguna panorámica disparando fotos verticales y montando luego con Photomerge. En primer lugar, ajustaremos el enfoque a infinito de modo manual. De cara a la postproducción, mínima pero retoque, que va a necesitar la imagen se hace imprescindible disparar en formato RAW. A continuación, ajustamos el ISO a 1600 o 3200 (valores adecuados para noches de luna nueva), la apertura a f2.8 y exponemos durante un máximo de 30 segundos si fotografiamos con un gran angular, ya que con un tele las estrellas saldrán movidas a partir de 8-10 segundos de exposición, incluso menos. Para saber el tiempo máximo al que podemos exponer manteniendo las estrellas como puntos, dividiremos 500 entre la distancia focal con la que estemos fotografiando. Sobre los resultados haremos los ajustes oportunos si fuera necesario. Si tenemos algo de luz de luna en el cielo, a lo mejor podemos bajar la velocidad a 15 o 20 segundos, o bajar un punto el ISO y ganar en calidad. El balance de blancos podemos ajustarlo a unos 4500ºK si no tenemos ninguna fuente de contaminación lumínica cercana.
Si lo que queremos es hace una de esas exposiciones en que las estrellas parecen girar, tenemos que ubicar la estrella Polar (la Cruz del Sur en el hemisferio sur) y situarla en la parte del encuadre que nos interese. Aquí utilizaremos valores ISO bajos, entre 100 y 400 dependiendo del tiempo de exposición que queramos hacer. Yo utilizo bastante un valor ISO de 200, con la apertura a f5.6 y un tiempo de exposición de entre 45 minutos y 1,15 horas. También existe la opción de hacer múltiples exposiciones, como si fuéramos a hacer un time-lapse y luego montarlo con una aplicación como Startrails. Los resultados suelen ser espectaculares. Las funciones que trae el software de la cámara de reducción de ruido en ISO alto y por prolongada exposición, las tengo desactivadas. Si es necesario, se pueden pasar a posteriori por algún software como Neat Image, que se instala a modo de pluggin en Photoshop.
Estas son sólo algunas pautas iniciales para que una salida a fotografiar las estrellas no se convierta en un fracaso, pero si de verdad queréis aprender de los grandes os recomiendo que visitéis las páginas de tres verdaderos especialistas: Manel Soria (Frikosal), Jordi Busqué y Daniel López. En la página de Apod en Facebook, desde hace poco en castellano, también podéis encontrar cosas bastante espectaculares.
Un último consejo: antes de salir de casa, no centremos todos los preparativos en el equipo fotográfico. De noche, sobre todo si estamos a cierta altitud, hay que abrigarse bien. En varias ocasiones, en el mes de agosto, he tenido que soportar temperaturas bajo cero. Un termo con buen café o un caldito también ayuda a llevar mejor las largas horas junto a la cámara.
Me lo guardo como un tesoro Rafa, como hice con tu artículo de las auroras boreales. Algún día me propongo ponerlos en práctica y veremos si consigo que se vea algo por lo menos 🙂
La cuestión técnica no es tan complicada, Antonio, lo realmente difícil es encontrar cielos limpios de contaminación lumínica, cada vez quedan menos lugares…
Impresionantes fotos! Yo también guardaré el post como oro en paño! Saludos y gracias por los consejos!
Muchas gracias, Ana 😉