Redes Sociales

Suscripción

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a Kamaleon y recibir notificaciones de nuevos artículos. ¡Gracias!

Categories

  • Alojamientos
  • Arquitectura
  • Arte y cultura
  • Arte y Diseño
  • Cine
  • Ciudades del mundo
  • Expediciones y Aventura
  • Gastronomía
  • Libros y Literatura
  • Lifestyle
  • Medios de transporte
  • Naturaleza y Fauna
  • Postales
  • Religión
  • Sin categorizar
  • Turismo activo
  • Viajes con Historia
  • Viajes con niños
  • Viajes por España
  • Vídeos

Aviso Legal y Copyright

© Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, la reproducción total y/o parcial por cualquier medio o procedimiento de los contenidos publicados en esta web.
Menu
  • Home
  • Equipo
  • Vídeos
  • Temas
    • Alojamientos
    • Arquitectura
    • Arte y Diseño
    • Cine
    • Ciudades del mundo
    • Gastronomía
    • Religión
    • Expediciones y Aventura
    • Sin categorizar
    • Libros y Literatura
    • Medios de transporte
    • Naturaleza y Fauna
    • Postales
    • Turismo activo
    • Viajes con Historia
    • Viajes con niños
    • Viajes por España
  • Contacto
Kamaleon Viajes
nos emociona el mundo
Óscar López-Fonseca
on 16 diciembre 2014
Compartir
Suscripción
Viajes con Historia

De mito en mito por la isla del Minotauro

Deja un comentario

Grecia

Creta, la más grande de las islas griegas, es conocida por sus playas, a las que acuden a millares los turistas centroeuropeos y británicos a enrojecer sus pieles. También es la patria del Minotauro. Sin embargo, quedarse en este único mito sería un grave error. Y no porque no se desarrolle aquí el célebre pasaje de Teseo y el monstruoso ser con cuerpo de hombre y cabeza de astado, sino porque si de algo puede presumir la accidentada isla mediterránea es de tener más escenarios mitológicos por kilómetro cuadrado que ningún otro lugar de la Antigüedad. El propio Zeus, la casquivana Europa, la infiel Pasífae, las peligrosas sirenas, el apuesto Apolo y un largo etcétera de personajes que poblaron la imaginación de los antiguos griegos pusieron sus etéreos pies en estas tierras en escenarios que hoy están al alcance del viajero.

Grecia

En busca del Minotauro
Empiezo mi inmersión en este onírico mundo de dioses y héroes por el Minotauro. Para ello, acudo a la colina de Kefála situada a un par de leguas al sur de Iraklio, la capital de la isla. Allí se encuentran las ruinas del Palacio de Cnossos, una inmensa construcción sin murallas a la que el arqueólogo británico Arthur Evans intentó devolver su esplendor a principios del siglo XX con más cemento que acierto. A pesar del inmisericorde paso del tiempo, no me resulta difícil entrever la enrevesada distribución de salones, patios y estancias que explican por qué el célebre laberinto ha sido localizado siempre aquí, entre columnas de color sangre y coloristas frescos que reviven la pasión por las acrobacias taurinas de los minoicos, el pueblo que la creó.

Grecia

Aquí se desarrolla el mitológico encuentro entre Pasífae, la infiel esposa del rey Minos, y el toro que terminó convirtiendo a ésta en madre del monstruoso ser. Aquél al que cada año había que sacrificar siete jóvenes doncellas de Atenas y con cuya existencia acabó Teseo. Éste no sólo derrotó al Minotauro sino que pudo desandar sus pasos por el laberíntico palacio gracias al hilo que le había entregado Ariadna, la hija del doblemente traicionado monarca. Una historia como les gustaban a los antiguos griegos, llena de pasiones, engaños y traiciones que terminan arrumbando en buena medida la realidad que esconden las ruinas y que no es otra que la de un avanzado pueblo que, entre 2600 y 1100 a.C, fue capaz de levantar viviendas dotadas de agua fría y caliente y de reflejar en las paredes de su palacio su amor por los placeres mediterráneos. Al fin y al cabo estamos en Creta.

El nacimiento de Zeus
Dirijo ahora mis pasos hacia el sur, hacia el corazón de la accidentada isla, donde me aseguran que se encuentra la cueva de Dikteon Andron, donde Rea, la madre de Zeus, se refugió para dar a luz a su hijo y que no lo devorase su marido, Cronus, siempre empeñado en fagocitar a su descendencia. También allí vivió parte de su infancia el que terminaría siendo dios de dioses. Lo hizo al cuidado de las ninfas Andrastia e Ida, que lo alimentaban con miel y con leche de la cabra Amaltea mientras los curetes, divinidades menores, ahogaban los llantos del pequeño con el entrechocar de sus escudos para evitar que éstos llegasen hasta los oídos del despiadado Cronus y pudiera sospechar de su existencia.

Grecia

La cueva, situada en las estribaciones del macizo de Dikti, un conjunto de montañas empeñadas en demostrar con sus afilados picos de más de 2.000 metros su condición de refugio de deidades, recibe hoy al viajero con un alarde de estalactitas y estalagmitas. Una empinada escalera, iluminada con focos anaranjados y verdes, me lleva hasta el estanque en el que Zeus solía bañarse de pequeño y donde los arqueólogos aseguran haber encontrados restos que demuestran que la cueva era ya un lugar de culto para el hombre hace más de 4.000 años. ¿Casualidad? Lo dudo. Esto es Creta y nada es gratuito.

La derrota de las sirenas
De vuelta a la costa norte de la isla, la carretera se aferra al litoral para discurrir hacia el oeste. A un lado dejo la veneciana ciudad de Rethymo, un sinfín de complejos turísticos impersonales donde se tuestan los ‘guiris’ y algunos pueblos inmutables, como Fedele, la patria chica de nuestro Greco. En un momento, el camino se desvía hacia la minúscula península de Akrotiri justo antes de llegar a Hania, la segunda ciudad más grande de la bulliciosa Creta. En esta porción de tierra que se adentra en el mar, entre viñedos, surge el acogedor Monasterio de Agias Triadas y, un poco más adelante, la pequeña villa de Stavros, que presume de haber prestado su playa para la escena final de la célebre película de Zorba, el griego.

Grecia

Sin embargo, no voy a la península de Akrotiri únicamente en busca de localizaciones cinematográficas, sino para echar un vistazo al golfo de Souda, donde la mitología hace de nuevo acto de presencia. Justo en este lugar las sirenas fueron derrotadas por las musas en una competición de canto, por lo que decidieron dejar para siempre de ser mujeres-aves lanzándose al mar para transformarse en seres acuáticos. A partir de entonces los marineros de todo el mundo pagaron las consecuencias siendo atraídos por sus cantos.

Grecia

La purificación de Apolo
De nuevo hacia el sur, mi destino es Xyloskalo, punto de partida de las excursiones que se adentran en la impresionante garganta de Samaria. Se trata de una larga caminata de 16 kilómetros y cerca de seis horas de duración por un espectacular paraje que, además de acoger a las kri-kri, las cabras salvajes de Creta, fue el lugar elegido por Apolo para purificarse tras matar a la serpiente Pitón en Delfos. GreciaNo es extraño, ya que el apuesto dios había pasado parte de su infancia precisamente en Creta. Al final de la travesía, sólo apta para caminantes preparados, se abre el sur de la isla, repleta de playas mucho menos concurridas de turistas que las del norte, pero no por ello con menos referencias clásicas. En esta parte, en el golfo de Messaras, fue donde Menelao y Helena encallaron de regreso de la guerra de Troya tras dispersar el omnipresente Zeus su flota. Me limito a darme un refrescante y reparador baño bajo un sol de justicia.

De vuelta al centro de la isla, voy de una ruina minoica a otra a pesar de que no tienen la espectacularidad de Cnossos. Recorro las humildes Agia Triada y Festos, donde se encontró el enigmático disco convertido en símbolo arqueológico de la isla, y aprovecho para dejarme caer por los restos de Gortina, una ciudad grecorromana célebre por las leyes esculpidas en sus muros a lo largo de 600 líneas de dialecto dórico. Ahora habitada por gatos —que se desperezan a la sombra de su pequeño anfiteatro, su ágora y los muros que aún se sostienen de la basílica de Agios Tikos—, tiene también tiene su pequeño rincón mitológico. Es un árbol, un plátano para ser más exactos, que marca el lugar en el que yacieron Zeus y la princesa Europa para engendrar a Minos, el soberano de Cnossos doblemente traicionado. Un sencillo cartel de madera sujeto a duras penas al tronco recuerda en griego moderno aquel momento de pasión divina. Y es que si algo hubo en la mitología griega fue sexo, mucho sexo…

Tags: Europa, Grecia
Artículo anterior
En los campamentos saharauis en Tinduf
Siguiente artículo
Por la Ruta de la Libertad en Boston



Sobre el autor

Óscar López-Fonseca

Artículos relacionados

por Rafa Pérez
11 mayo

Un viaje en tren por Europa InterRail

13 Minutos Leer
por Rafa Pérez
18 marzo

Una visita a Vulcania Francia

5 Minutos Leer
por Óscar López-Fonseca
16 febrero

Sicilia en doce bocados Italia

21 Minutos Leer

Deja un comentario

Cancelar la respuesta

Redes Sociales

Aviso Legal y Copyright

© Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, la reproducción total y/o parcial por cualquier medio o procedimiento de los contenidos publicados en esta web.

Suscripción

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a Kamaleon y recibir notificaciones de nuevos artículos. ¡Gracias!

Vídeo

© Copyright de los autores indicados en cada artículo. Todos los derechos reservados.