Lo normal, como en las tardes de toros, es ver el Perito Moreno desde la barrera, paseando por la cómoda pasarela que recorren todos los que entran al parque. También podemos subirnos a una embarcación y navegar por el lago Argentino hasta la cara norte del glaciar. Pero a veces en la vida hay que ser valiente y saltar al ruedo, tutear al glaciar y echarse a su grupa con unos crampones. Eso sí, procurad hacerlo antes de ver y escuchar caer uno de esos enormes trozos de hielo, de varias toneladas de peso, que se van desprendiendo sin previo aviso.
En el momento en que escuches el primer «crack» y veas las olas que generan, cierta parte de tu anatomía te va a estorbar para ponerte la bufanda y caminar sobre el glaciar.
Si pese a todo ya te has puesto el traje de luces —estoy exagerando mucho, para darle empaque a este artículo y elevar a categoría de hazaña lo que en realidad es un paseo para todas las edades—, y estás decidido a que sea tu día, súbete en un barco, navega durante veinte minutos por el lago Rico y mira al Perito Moreno cara a cara sur tras caminar por una pequeña senda entre el precioso bosque patagónico. Allí entraremos en contacto con el hielo, nos facilitarán unos crampones y a calzarse con ellos. Su uso es relativamente fácil; lo primero que hay que saber es que se colocan sobre nuestras propias botas, así que mejor deja en el hotel esas bonitas zapatillas deportivas Gangnam Style que te han traído los Reyes o una cuñada que te odia. No, señora, el tacón tampoco sirve.




Hemos quedado que buen calzado, bota de trekking o similar, que nos aseguraremos de tener correctamente atado y sujeto al pie. Montamos el pie sobre el crampón y empezamos a pasar las cuerdas por cada una de las argollas, para acabar con una serie de nudos hechos con ansia, mordiéndose los labios, como si quisieras atar a Justin Bieber para que no cantara nunca más —es un guiño a mi hija que no puede ver al mozalbete—. Ahora vamos a dar nuestros primeros pasos. Para evitar romperse la crisma —vuelvo a exagerar la hostia— atiende a las explicaciones del guía, que ya tendrás tiempo de comentar el último capítulo de The Wire. O por lo menos atiende a lo que te voy a contar que para eso me tomé la molestia de anotarlo.
Hay que dar pasos firmes, es hielo no huevos, con las piernas un poco separadas y levantando el pie sin arrastrar. Que sí, muchacho de pantalones cagados, que se puede. Y una vez lo hayamos levantado pisamos plano con el objetivo de clavar todas las puntas de los crampones. Si se pone cuesta arriba, caminamos con pasos más cortos y las puntas de los pies hacia el exterior, haciendo cuña con los talones. Para que os hagáis una idea, como caminaba Charles Chaplin. Si se pone cuesta abajo, mantendremos los pies rectos y bien separados para que no se enganchen entre ellos, las rodillas flexionadas y la espalda recta. Sí, como caminaba Groucho Marx.




Cuando domines el arte de la cita, la verónica y la chicuelina, disfruta de la experiencia. No vas a olvidar nunca el tono azul del glaciar. Que no te vengan con cuentos, con modas de gris marengo y demás matices de colores. El color del hielo del Perito Moreno es azul y punto, a partir de ahí le buscas los tres pies al gato a otros azules del mundo, pero el punto de partida, el que va al Pantone, es ése. Si te entra sed y si no también, no te cortes, busca un hueco en el hielo sin salirte de la ruta trazada por tu guía, te agachas, coges agua con la mano y te la bebes. Fascinante.
Al finalizar el recorrido se hace una de esas concesiones que tan bien quedan en las tertulias de domingo con la familia o en un tuit generador de envidia #modoOn: un trago de bourbon servido con hielo del glaciar. Por cierto, que no te vendan el cuento de los hielos milenarios porque no hay tiempo para ello. Para la edad digo, no para el cuento. El Parque Nacional de los Glaciares está situado en una latitud equivalente a la de Londres en el hemisferio norte. El motivo de que se hayan formado glaciares en esa zona lo encontramos en el viento patagónico que tanto jode carácter le da a esta parte del mundo. El viento forma corrientes que llegan desde el mar arrastrando gran cantidad de humedad. En su recorrido hasta el lago, no hay tiempo suficiente para que el hielo alcance la senectud que se le supone a otros glaciares repartidos por el mundo, que necesitan de otras condiciones como temperaturas extremas y/o altitud para su formación.
Aún es un poco pronto para concretarlo, hay gente entretenida en el asunto de las mediciones, pero parece ser que el Perito Moreno es uno de los pocos glaciares del mundo que no está en retroceso. Así qué durante los próximo años están garantizadas las tardes de toros en el glaciar.
La empresa concesionaria de la actividad, por lo tanto la única con la que se puede hacer la caminata sobre el hielo ya que no está permitido ir por libre, es Hielo & Aventura.
por favor me gustaria saber cuando va ser otra vez ,la caida de sus glaciales de l lago Nahuel Huapi, muchas gracias1
Hola Sara, el día exacto es impredecible. Además, la cadencia no es matemática, sino que a veces ha ocurrido en dos años casi seguidos y otras ha tardado más tiempo en colapsar. Te aconsejamos que contactes con el parque para que te den una estimación.