Seguimos rumbo norte, a bordo del MS Fram, acompañados únicamente por los colosales icebergs que nos vigilan desde el mar a lo largo de nuestra navegación por la escarpada costa de Kuannit. Sentada en el privilegiado mirador que ofrece el barco soy consciente por primera vez de lo inconmensurable de esta naturaleza y de lo pequeña que me siento en ella. Mi compañero de cubierta y de manta en las rodillas es Bud Ward, el fundador del Yale Forum on Climate Change and Media, de la Yale University de Connecticut con quien comparto estos días travesía en el MS Fram. Ward es muy pesimista acerca del futuro de estos paisajes (y sus faunas). “Por primera vez en la historia la comunidad científica internacional está de acuerdo en una cosa: el calentamiento global del Planeta es un hecho constatado y el ser humano es en gran medida el responsable de ello”, dice Ward, quien se lamenta de que el gran escollo para frenar los efectos del cambio climático sean los propios gobiernos, “quienes anteponen los intereses económicos de los países a la salud del Planeta”.
Estamos tan enfrascados en la charla, que no nos percatamos de que la tripulación ya está lista para desembarcarnos en la remota localidad de Uummannaq. El día a día del pueblo inuit (inughuit, como ellos mismos se denominan) discurre tranquilo en aldeas que, como Uummannaq, intentan convivir con un clima extremo y un ecosistema cada vez más vulnerable. Y no solo está en peligro el medioambiente, también lo están estas comunidades locales, ya que la rápida retirada del hielo supone una verdadera afrenta para los pescadores locales. Antes la temporada de pesca en el hielo se alargaba todo el invierno, pero desde hace unos diez años solo disponen de un mes para adentrarse en la banquisa. El resto de meses la capa helada es tan fina que no soporta el peso de sus motos de nieve, ni siquiera el de los trineos tirados por perros. Así, a las aldeas del norte groenlandés les sucede como a nuestras zonas rurales: los jóvenes tienen que marcharse por falta de oportunidades. Y sí, eso es algo verdaderamente injusto para los inuit, un pueblo que siempre ha vivido en comunión con esa naturaleza implacable que les rodea.
Tras varios días rumbo Norte (y en permanente reflexión sobre la situación del Planeta), constato que las maravillas de Groenlandia no se limitan tan solo a la inmensidad de sus paisajes congelados, sino también a la belleza de sus pequeños detalles. Así, descubro el vuelo errante del fulmar —qaqulluk para los nativos— o la débil supervivencia de la niviarsiaq, una flor ártica convertida en símbolo nacional. A última hora de la tarde de uno de esos días que ya hemos dejado de contar alcanzamos Icefjord, el único lugar en Groenlandia perteneciente a la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de sus frentes, Sermeq Kujalleq, es uno de los glaciares más activos y más rápidos del mundo. Un fenómeno que desde hace más de 250 años está siendo estudiado por los científicos y que ha ayudado a comprender tanto el comportamiento de la capa de hielo continental como el cambio climático.
Un reducido grupo de científicos y periodistas subimos a una lancha para realizar una última incursión en las frías aguas de este confín del mapa. Eso nos permite contemplar de cerca la magnificencia de unos icebergs superlativos en tamaño y caprichosos en forma, y casi tocar con la mano sus superficies azuladas. Es uno de esos momentos de los viajes en los que sobran las palabras. Estarían de más. Ese instante, esa imagen, serán lo que me lleve del viaje. Y lo que evocaré cada vez que piense en Groenlandia y en la terrible amenaza que planea sobre su frágil ecosistema.
Barco MS Fram. El MS Fram es uno de los pocos buques que pueden navegar por la costa de Groenlandia. A bordo siempre viajan expertos en diversas disciplinas, como biólogos, geólogos o meteorólogos entre otros. Las plazas son muy limitadas ya que el MS Fram solo efectúa seis navegaciones al año por la costa de Groenlandia durante los meses estivales. Información y reservas en la página de Hurtigruten.
ES UNA MARAVELLA PODER GAUDIR D´AQUESTES VISTES QUE POQUES PERSONES TENEN OPORTUNITAT DE VEURE.
PETONS