Existe un Londres más allá de Picadilly, Oxford Street, el Big Ben o Candem Town. Un Londres en el que los enormes autobuses rojos de dos plantas y los famosos taxis negros nos dan un respiro para disfrutar de la ciudad sin tráfico ni cláxones. Un Londres por el que pasear al atardecer para contemplar la ciudad sin el ajetreo del West End. Todo un placer cuando hablamos de una urbe por la que sólo en 2013 pasaron casi 16 millones de turistas.
Me refiero al South Bank: el lugar perfecto para descubrir la capital británica desde un punto de vista diferente. Así que cuando llegues a la ribera sur del Támesis, no lo dudes: guarda tu guía, pliega tu mapa y déjate llevar por todo lo que ofrece este enclave.
A la zona peatonal que recorre este lado del río se le conoce como el Queens Walk o “Camino de la Reina”. Este agradable paseo, que se extiende desde el Puente de Westminster hasta el del Millenium, recorre aproximadamente un kilómetro y medio de distancia y permite disfrutar de algunas de las atracciones turísticas londinenses más emblemáticas. Por si esto fuera poco, en él también se concentra gran parte de la vida cultural de la ciudad.
Un poco de historia
Ya en la Edad Media la zona comenzó a utilizarse para fines lúdicos. Cobró tal importancia en este ámbito que poco a poco comenzó a llenarse de locales en los que el máximo interés era el entretenimiento, fuera cual fuera la manera de conseguirlo. Desde teatros a prostíbulos e incluso espacios en los que hombres y osos medían sus fuerzas en una lucha en la que el final era previsiblemente trágico.
Tras dos siglos en los que el South Bank perdió algo de fuerza y quedó relegado al uso meramente industrial, retomó su verdadero espíritu hacia 1920. La razón principal fue que el Ayuntamiento escogió este lugar para emplazar su nuevo edificio. Más tarde, en 1951, también el Festival Británico situó su sede aquí.
El Londres más cultural
A día de hoy la cultura sigue siendo la reina y dueña del lugar. Teatros, galerías de arte, museos… Edificios como el Royal Festival Hall, el Queen Elisabeth Hall o la Hayward Gallery se han convertido en verdaderas instituciones en esta zona del río y se hallan en el Southbank Centre, uno de los complejos artísticos más famosos del mundo.
Muy cerca, tras pasar el Puente de Waterloo, se encuentra otro de los iconos culturales de la ribera sur: el Royal National Theatre. Construido en 1970, el edificio cuenta con tres auditorios diferentes de los cuales el más grande tiene capacidad para mil personas.
Durante los meses de verano la zona se llena de artistas callejeros que aprovechan los pequeños espacios señalados en el suelo destinados para buscar su oportunidad. Solistas con su guitarra colgada al hombro, payasos que llevan a cabo algún truco de magia, malabaristas, ilusionistas, cómicos… Las miles de personas que aprovechan cada tarde para pasear por el South Bank son el mejor público que pueden tener y raro es aquel que no se para asombrado ante alguno de los números.
Las mejores vistas de la catedral de Londres
Avanzando un poco más en dirección este aparece ante nosotros un nuevo edificio emblemático: la torre Oxo. Lo que en su día fue una central de energía con la que se abastecía la oficina principal de Correos alberga actualmente establecimientos de lo más diversos. Dos galerías de arte, tiendas de artesanía, 78 apartamentos e incluso un elegante restaurante en la octava planta desde donde obtener las mejores vistas de la catedral de San Pablo sobre el Támesis —y a cuyo mirador, por cierto, se puede acceder de manera gratuita.
Fue precisamente otra estación de energía, en esta ocasión en desuso —no es de extrañar que hubiera tantas encontrándonos junto al río— es la que hoy día alberga uno de los museos más famosos y visitados de todo el mundo: la Tate Modern Gallery. Su extensa colección, que cuenta con obras de arte que datan desde el año 1900 hasta nuestros días, se ve completada continuamente por exhibiciones temporales de los artistas más aclamados del arte moderno y contemporáneo.
Este inmenso edificio de ladrillo rojo se encuentra exactamente frente a la catedral de San Pablo, situada al otro lado del río. Para llegar de un lado a otro sólo hay que cruzar el emblemático Puente del Milenio, diseñado por los artistas Norman Foster y Anthony Caro e inaugurado definitivamente en el año 2002 —tras hacerlo una primera vez en el 2000 y tener que ser cerrado por inesperadas vibraciones y fallos estructurales—. Este desafortunado suceso le valió el sobrenombre de “puente tambaleado” o “puente mareado”.
Los verdaderos protagonistas del South Bank
Sin embargo, si hay algo que atrae de verdad a cientos de personas hasta el South Bank a diario es, sin duda, el London Eye. Esta noria de 135 metros de altura lleva desde el cambio de milenio enseñando a turistas y londinenses la ciudad a vista de pájaro. Sus 32 cápsulas pueden albergar hasta 800 personas. La panorámica que se aprecia desde la cima de la estructura es realmente impresionante: se alcanza a ver hasta 40 kilómetros a la redonda. Hay quien dice que las vistas pueden causar adicción. Y si no, que se lo pregunten a la modelo Kate Moss, que ostenta el récord de vueltas en el London Eye tras haberse montado en él nada menos que 25 veces.
Frente a la noria, al otro lado del Puente de Westminster —por cierto, el más antiguo de esta zona de Londres— se encuentra otro de los puntos fuertes del turismo londinense: el Parlamento británico. Pero nosotros nos quedaremos en nuestra orilla, en la parte sur, para admirar la imagen de todo el complejo desde la mejor perspectiva. La silueta al atardecer de la Elisabeth Tower —–nombre que recibe desde el 2012 la famosa torre del reloj (el Big Ben es en realidad como se llama la campana que marca las horas)— es algo que nadie debería perderse.
Pero no todo va a ser arte y cultura en el South Bank. Como buenos ingleses, los londinenses se han encargado de dejar un extenso espacio destinado a bares y restaurantes. Más de cien establecimientos se reparten por toda la zona y, como es lógico, turistas y autóctonos hacen buen uso de ellos. A partir de las 5 de la tarde, cuando finaliza la jornada laboral en la mayoría de las oficinas de los alrededores y los turistas se acercan para disfrutar de la puesta de sol, los locales se llenan a rebosar. Algunos de ellos ofrecen música en directo y de esta manera amenizan, aún más si cabe, las pintas de cervezas que confirman que el día está llegando a su fin.
Visit London ha puesto en marcha una original y divertida campaña, basada en las rutas secretas de algunos de los personajes más conocidos de la ciudad. Celebridades como Boris Johnson, alcalde de Londres, el chef Gordon Ramsay, la actriz Joanna Lumley, dos de los del Royal Ballet, Thiago Soares y Marianela Núñez; la actriz y modelo Twiggy. Con el nombre de The London Story, han grabado una serie de vídeos en las que nos explican por qué deberíamos visitar Londres. Nos llevan en bicicleta hasta Hackney, dan un paseo por Holland Park, nos hablan del curry de Brick Lane, se adentran en los museos.
La campaña también a dado voz a londinenses apasionados por la ciudad Chris Gibbons, guía turístico en el Wembley Stadium, Rebecca Holmes, artista de maquillaje en el Museo Madame Tussauds de Londres, el director del Royal London Parks Mark Wasilewski, el Beefeater Barney Chandler o Richard Clayforth, gerente senior de la perfumería Penhaligon.
El objetivo de este tipo de acciones va dirigido a alcanzar los 16 millones de visitantes anuales.
Podemos formar parte de la campaña mediante un concurso que nos da la posibilidad de ganar un viaje de cinco días a Londres. La participación está abierta hasta el próximo 2 de febrero. Para participar en el concurso entra en el enlace The London Story.
Más información sobre Londres en la web de Visit London y en su cuenta de Twitter.
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