El volcán Arenal estuvo cuarenta y cuatro años seguidos en erupción. En el año 2012 ofreció su última función y entró en un período de descanso, pero su legado geológico y su majestuosa presencia lo convierten en uno de los iconos de Costa Rica. Sus alrededores son propicios para la práctica de turismo activo, la observación de fauna y para disfrutar de los placeres de las aguas termales. Te ofrecemos una lista con nuestras actividades preferidas en el entorno del volcán.

Ver el bosque a vista de mono
La tirolina o canopy consiste en un sistema de plataformas, poleas y cables entre los árboles que permiten recorrer el bosque sin poner el pie en el suelo. Desplazarse entre las copas de los árboles, cual mono aullador, es uno de deportes de aventura estrella, no solo en el volcán Arenal sino en todo el país. Su éxito tiene una razón de ser: este curioso modo de moverse por la selva se inventó precisamente en Costa Rica. En los años 70, dos científicos norteamericanos, Donald Perry y John Williams, desarrollaron un sistema de cables y poleas para poder estudiar de cerca las especies que habitaban el dosel de estos bosques tropicales. Muchos botánicos y zoólogos siguieron la idea de los dos jóvenes y diez años después se patentó su aplicación lúdica.

Emular a los sabaneros
Los caballos son un elemento intrínseco en la vida de muchos costarricenses. Estos animales fueron introducidos en Costa Rica en la época de la Conquista. Actualmente, ejercen igual como ayudantes en las tareas del campo que como modo de transporte o como protagonistas en desfiles y fiestas patronales. También son una popular actividad turística. Una de las cabalgadas más populares del país discurre, precisamente, entre el volcán Arenal y la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde. Otras excursiones recomendables, con punto de partida en la localidad de La Fortuna, son las que conducen a la catarata del río Fortuna o las que llevan hasta el mirador de Los Lagos.

Buscar al Procnias tricarunculatus
De las más de 900 especies de aves que pueblan Costa Rica, unas 340 se encuentran en el área de influencia del volcán Arenal, considerada por Birdlife International como una de las 21 más importantes para las aves en Costa Rica. Algunas de las aves que se dejan ver con frecuencia —conocidas incluso por los profanos en materia ornitológica— son los tucanes, los pájaros carpinteros, los colibríes, los halcones o los loros. También abundan en la zona numerosas especies de reptiles y de ranas, como las vistosas de ojos rojos. Los más expertos, con mucha suerte, podrán localizar a los curiosos pájaros sombrilla o paragüero cuellicalvo (Cephalopterus glabricollis), al bobo picoquilla o momoto carenado (Electron carinatum) o al pájaro campana centroamericano o campanero tricarunculado (Procnias tricarunculatus) entre otros. Por aquí también se deja ver —y oír— el yigüirro o zorzal pardo (Turdus grayi)*, el pájaro nacional de Costa Rica que —igual que nuestros gallos— ejerce de despertador todos los días puntualmente a las cuatro y media de la madrugada.

Sobrevolar el volcán y bañarse en sus aguas
Junto con la observación de aves, el vuelo en globo aerostático es una actividad para los más madrugadores, ya que las mejores condiciones del aire y de la luz para las fotos se dan a primera hora del día. Poco podían imaginar los hermanos Montgolfier —inventores de este medio de transporte en el París del siglo XVIII, cuyos primeros tripulantes fueron una oveja, un gallo y un pato— que su ingenio acabaría sobrevolando los volcanes del Nuevo Mundo.
Un buen complemento al vuelo en globo, para relajarse tras los rigores de la adrenalina, es acudir a alguna de las piscinas termales que salpican la zona y que se nutren del volcán y de sus ríos subterráneos.

Con los pies en la tierra (y con niños)
El Parque Nacional Volcán Arenal cuenta con varios senderos de muy fácil acceso para la observación e interpretación de la naturaleza, perfectos para quienes viajan en familia. El más asequible es el sendero Heliconias (610 metros), que se adentra en un bosque secundario en el que abundan las mariposas y los murciélagos. El sendero Las Coladas (2 kilómetros) discurre por el espectacular paisaje de piedra quemada creado por la erupción del volcán Arenal de 1992. El sendero el Ceibo (2,3 kilómetros) se acerca al imponente árbol (Ceiba pentandra) de 50 metros de altitud y más de 100 años de edad que da nombre a la senda. En esta sección son también muy frecuentes los tucanes, los monos y los pizotes, que es el nombre con el que en Costa Rica se conoce a los coatís.

* En el nombre de las aves se ha puesto en primer lugar el nombre con el que la especie es conocida en Costa Rica y en segundo lugar el nombre homologado en español.

Fotos © Gonzalo Azumendi

Si te ha gustado este artículo puedes descargarlo (formato PDF) en este enlace.