Cada día, haga bueno, llueva o nieve, se toca la esquila en la localidad de Tornavacas. Es lo que se conoce como el toque de ánimas. En la hora final del crepúsculo, el repiqueteo de la pequeña campana recuerda a los difuntos. La gente más mayor todavía se santigua cuando oye pasar a la mujer tocando la esquila. Parece ser que sólo se conserva la tradición en este pequeño pueblo del Valle del Jerte y en la salmantina localidad de La Alberca.
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