Este año, más de 40.000 grullas comunes (Grus grus) están pasando el invierno en la laguna de Gallocanta (Zaragoza). El número oscila en función de si el invierno es más o menos duro. Cuando el rigor es mayor se quedan menos ejemplares en Gallocanta, desplazándose la mayoría a zonas más cálidas como las dehesas extremeñas o el norte de Africa. Utilizan la laguna a modo de protección para pasar la noche. Duermen agrupadas en su interior, con las patas en el agua para protegerse de posibles depredadores. Esto es especialmente importante porque además de los adultos, también están los jóvenes de los años anteriores.
Al amanecer alzan el vuelo, en grandes bandadas, para alimentarse en los campos de alrededor de la laguna. Durante un buen rato, largos minutos, es posible observar los grupos que van despegando en formación. Al atardecer, realizan la operación inversa y regresan al agua para afrontar la siguiente noche. Cuando se producen la salida y la entrada de las aves, el trompeteo es realmente ensordecedor.
A medida que avanza el invierno es posible contemplar algunas danzas nupciales, antes de que partan hacia sus cuarteles de reproducción en el norte de Europa.
Leave a Comment