Hazte de barrio
Nos gusta el sentido de pertenencia, nos hace felices y nos protege. Ese sentido alcanza su máxima expresión cuando “uno es de barrio”, ese lugar donde el camarero no sólo sabe lo que vamos a tomar sino que nos lo sirve pronunciando nuestro nombre e incluso nos da tema de conversación. Ese frutero que nos saluda al pasar, la pescadera que sabe todos los chismes, el pequeño librero que te avisa de que ya ha llegado el nuevo número de tu revista preferida. El barrio del Carmen es el de rancio abolengo. El antiguo arrabal tuvo su necesario lavado de cara, su proceso de “hipsterización”. El Carmen fue huerta, morada de árabes y de aristocráticos del medievo; tuvo conventos y meretrices bendecidas por Santo Tomás de Aquino en su Summa Theologica y por el valenciano San Vicente Ferrer; la prostitución reglamentada llegó a alcanzar fama en todo el Mediterráneo. Ahora le toca el turno al barrio de Ruzafa, donde se está cocinando una transformación que dará que hablar en los próximos años. De momento ya tenemos algunas tiendas curiosas como Gnomo, que ofrece accesorios imaginativos y objetos imprescindibles para la supervivencia contemporánea, o cafés que son librerías como el Ubik Café, el local que todos quisiéramos tener en nuestro barrio.
Entra de gorra a los museos
Hay museos para todos los gustos: los baúles de la Piquer, los ninots indultados, la historia del arroz, dedicados a Benlliure o a Blasco Ibáñez, con cuadros de Sorolla, de la ilustración y de arte moderno, de ciencias naturales y hasta de la Semana Santa marinera. La oferta museística de Valencia es amplia y variada, con respuestas para todo tipo de preferencias. Además, el museo de Bellas Artes, entre las mejores pinacotecas del país, es gratuito. Muchos tienen una entrada que cuesta tan solo un par de euros, con algunos días gratuitos. Así que el precio no es excusa. Muchos de los que cobran entrada están incluidos en la Valencia Tourist Card.
Come y bebe
Dos veces al año se celebra el certamen Cuina Oberta. Las reservas, en los casos de los principales restaurantes de la ciudad, algunos con Estrella Michelin, se agotan en pocas horas. En Valencia se come muy bien, le tienen bien cogido el punto de sal a la emoción en el plato. Se atreven a fusionar el Mediterráneo con Asia, como Steve Anderson en Seu-Xerea y en Ma Khin Café; hay cocineros que, pese a codearse con los grandes en el universo de la guía de color rojo, siguen con los pies en el suelo y te dan de comer por menos de 30 euros. Gente que te monta una cervecería —Ruzanuvol— en la que se sirve cerveza italiana y llevan a un alemán —Bernd del restaurante Riff— a decir que es la mejor del mundo. Y si no puedes vivir sin arroz, Casa Carmela es el clásico, la apuesta segura. Paellas cocinadas con el fuego de la leña del naranjo.
Súbete al bus turístico
¿Por qué no? El viajero de verdad te dirá que él no sube a un bus turístico. El viajero de verdad no sabe lo que se pierde. Una de las líneas lleva incluso a la Albufera. Protégete del sol, úntate bien de crema, busca asiento en la parte superior, disfruta de las vistas, siente la brisa mediterránea sobre tu cara. Y haz fotos, muchas fotos. En una situación así incluso el selfie se permite.
Cómprate un sombrero en Albero
En Valencia todavía hay un buen puñado de tiendas tradicionales que han sobrevivido al ataque de las franquicias. Sillas de enea, abanicos, cerámica, primorosos trajes bordados para las falleras, paelleras. También encontramos algunas librerías de viejo, en cualquier rincón se abre una renqueante persiana y aparece todo un mundo esperando a ser leído. Una de las tiendas más antiguas es la sombrerería Albero. Compra un panamá, o cualquier otro sombrero que te favorezca, y pasea por la ciudad más chulo que un ocho.
Sigue la ruta del arte urbano
Si no puedes con el enemigo, únete a él. Durante muchos años, las principales ciudades del mundo declararon la guerra a los que “ensuciaban” sus paredes. Pero resulta que el arte urbano interesaba a la gente y daba prestigio a la ciudad: no hay lotería mayor que Bansky te pintarrajee una pared. La calidad del arte urbano en Valencia es muy alta, las mejores obras las encontramos en Ciutat Vella y El Carmen. Huyro, Julieta XLF, Escif y Esik son algunos de los destacados artistas que han dejado su obra repartida por la ciudad.
Contribuye a arreglar el mundo en la Plaza Redonda
En esa pequeña plaza interior se intercambian recetas de cocina, se critica a la vecina, se pone de vuelta y media a la última starlette televisiva, se otorgan y quitan premios Goya, se le da al Valencia la Champions que merece, con respetuosas alusiones a la madre del señor árbitro. La plaza sufrió, y el verbo sufrir está aquí bien utilizado, una remodelación hace pocos años. Se volvió más aséptica, el encanto viejuno se lo llevó la madera nueva y las generosas capas de pintura. Pero allí se siguen reuniendo un grupo de personas para hacer encaje de bolillos y darle un repaso al mundo. Alrededor de la plaza hay varias tiendas interesantes de artesanía. Entre otras cosas, te puedes ir de allí con un botijo bajo el brazo.
Silba la de Verano Azul subido en una bicicleta
Junta una ciudad plana con el clima del Mediterráneo y tendrás el lugar perfecto para prescindir del coche y moverte a ritmo de pedal. Una vez sales del centro histórico, que tiene un poco más descuidado el tema de los carriles-bici, es una delicia pasear por las calles de Valencia. Y aún más si bajas al cauce del Turia. Verás a gente haciendo deporte a cualquier hora, podrás llegar hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias para continuar, si te ves con fuerzas, hasta el mar. La empresa Doyoubike realiza interesantes rutas temáticas en bicicleta, tanto por la ciudad como hasta la Albufera, y también alquila bicicletas por horas. Nos quedamos con una frase que exhiben en su página web, dicha por H.G.Wells: “Cuando veo a un adulto en una bicicleta, no pierdo las esperanzas por el futuro de la raza humana”.
Haz la compra en el mercado
Al Mercado Central acuden muchos de los cocineros que participan en Cuina Oberta. Buena pesca y buena huerta, con el producto creciendo sin prisas, para pasar luego a los fogones donde se les da el punto justo de cocción, el mimo que necesitan para expresarse en su máxima potencia. El Central es un mercado pensado para la gente, para hacer la compra más que para hacer la foto como pasa en algunas grandes ciudades. Con todo dispuesto de manera más funcional y menos estética, que la belleza ya la pone el edificio modernista. Otro de los mercados más visitados y queridos de la ciudad es el de Ruzafa.
Navega por la Albufera
A pocos kilómetros de Valencia encontramos una de las lagunas de mayor valor ecológico en España, en la Albufera nidifican gran cantidad de aves. A bordo de un albuferenc, una de las embarcaciones típicas de la zona, podemos navegar para ver algunas de estas aves y el trabajo de los pescadores, totalmente artesanal. Una de las sorpresas que puede tener el recorrido es que una llisa (tipo de pescado) salte dentro de nuestra embarcación. El atardecer es el mejor momento para salir a navegar, con puestas de sol espectaculares que van cambiando el color del agua.
Texto: Rafa Pérez / Fotos: Rafa Pérez, Rafael López-Monné y Òscar Domínguez
Más información en la página de Turismo de Valencia.
He leido vuestro post con mucha atecion y me ha parecido practico ademas de bien redactado. No dejeis de cuidar este blog es buena.
Saludos