En el viaje que hice algún tiempo por la región mexicana de Los Cabos, en la Baja California Sur, pude hacer una visita largamente deseada: el Hotel California. Ya sabéis que la leyenda cuenta que los Eagles se inspiraron en este pequeño hotel de la localidad de Todos Santos para escribir su canción más conocida. Sigue sin saberse si la historia más aceptada es la verdadera, pero es bastante razonable.
En los años 50 del siglo pasado, la gente viajaba a Todos Santos para comprar productos agrícolas, como la caña de azúcar o el tomate. El emigrante asiático Antonio Wong Tabasco montó una pequeña tienda en el pueblo para abastecer a los compradores que se acercaban hasta allí. Como estaba en mitad de la más absoluta nada, decidió construir cinco habitaciones en la parte de arriba de la tienda para que la gente que llegara pudiera quedarse a descansar. Junto al hotel había —todavía existe— una misión, la iglesia del pueblo. La mítica canción de los Eagles data del año 1976, cuando aún no había sido construida en la Baja California Sur la autopista —la canción arranca con la mención a una autopista— y el acceso al pueblo se hacía por una precaria carretera. Aún hoy, una simple carretera comunica las localidades situadas más al norte con Todos Santos.
Ante la polémica con el origen de la canción, la hija de Tabasco envió una carta a Don Henley. El cantante de la banda californiana le respondió que no tenía ni idea de dónde estaba Todos Santos, que la canción pretendía ser una metáfora sobre los viajes que proporcionan las drogas. Otro dato, los miembros de la banda practicaban el surf, hay quien sostiene que cabalgaron sobre las olas del Pacífico frente a la localidad. Ellos no se acuerdan, ese tipo de viajes psicotrópicos apenas dejan hacer su papel a la memoria, más allá de proporcionar unas pocas instantáneas con tendencia a lo efímero.
Lo que sí parece evidente es que el hotel que aparece en la portada del disco es el Beverly Hills de Hollywood. Actualmente, el Hotel California es propiedad de una canadiense, cuenta con 11 habitaciones, un restaurante y una galería de arte. El ritmo de la mítica canción es pegadizo, como cuenta al final “You can checkout any time you like, but you can never leave!”
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