Tras visitar la Albufera y constatar su elevado valor ecológico, aquí van algunas recomendaciones para seguir conociendo la cara más verde de Valencia.
Bioparc
Cuando visito un zoo me vienen a la cabeza los libros de Gerald Durrell. Y muy especialmente El Arca Inmóvil, donde el autor narra la fundación del zoo de Jersey (pequeña isla ubicada en el canal de la Mancha). En este libro —escrito en 1976—, Durrell ya relata los problemas y dificultades de la cría en cautividad de especies amenazadas y la importancia que pueden tener estos espacios en la conservación de las mismas. Teniendo en cuenta la situación actual del planeta en términos de conservación, y con un futuro no demasiado alentador, el trabajo de los parques zoológicos es y será especialmente valioso. Una parte de los ingresos va destinada a proyectos de conservación como la reintroducción del dril (Mandrillus leucophaeus) en Nigeria.
En Bioparc están representados diferentes hábitats del continente africano, como la sabana y el bosque ecuatorial. Entre los distintos ambientes y especies no hay rejas ni vallas y las separaciones están resueltas mediante elementos naturales.
Jardín Botánico
Situado en el corazón de la ciudad, el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia posee una extensa colección de especies vegetales vivas. Durante la visita podemos recorrer diferentes lugares del planeta a través de su vegetación, desde Asia o Centroamérica hasta la cuenca mediterránea o la huerta valenciana. Resulta muy interesante conocer las hortalizas de temporada cultivadas en pleno centro de la ciudad. Como muchos otros jardines botánicos, el de Valencia empezó siendo un huerto para el cultivo de plantas medicinales. Actualmente, el jardín dedica importantes esfuerzos al estudio y la conservación de especies amenazadas del Mediterráneo y sus hábitats.
Museo de Ciencias Naturales
Pequeño museo situado en los jardines de Viveros. Aquí se encuentra la colección Emilio Botet, una espectacular muestra de fósiles sudamericanos. Las estrellas de la colección son los mamíferos del Pleistoceno, como el Megatherium o gran bestia, y el Smilodon ensenadensis o “tigre dientes de sable”. Bajo este término se agrupan varias especies que habitaron el continente americano. Está considerado el felino más poderoso que jamás haya existido. Fue un depredador temible por sus colmillos de 17 centímetros, y era capaz de derribar bisontes e incluso mamuts.
Oceanográfic
En las instalaciones del Oceanogràfic, dentro del conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, es posible obtener una visión global de la fauna marina de todo el planeta. Allí se desarrolla un importante programa de cría en cautividad de dos especies de peces sierra, Pristis zijsron y Pristis pristis, catalogados ambos en la categoría “en peligro crítico” de la Lista Roja de la IUCN. A causa de su característica lámina rostral en forma de sierra, estos peces son víctimas habituales de las redes de pesca. Este tipo de programas, bajo el marco de la EAZA (Asociación Europea de Zoos y Acuarios), resultan vitales para conservar poblaciones genéticamente sanas.
Jardines del Turia
En Valencia, la media de zona verde por habitante no es muy elevada, aunque sí lo es la calidad de sus jardines. Algunos de los más importantes son los Jardines del Real, también conocidos como Jardines de Viveros; los de Monforte, los de Polifilo, los de la Glorieta o el Parque de Cabecera. Hay un espacio verde del que disfruta la ciudadanía por encima de cualquier otro, el revitalizado cauce del Turia. El 14 de octubre de 1957, las intensas precipitaciones causaron el desbordamiento del río Turia con trágicas consecuencias para la ciudad y sus habitantes. Con la puesta en marcha del Plan Sur, el cauce del río Turia se desvió para transformar su trazado por la ciudad en el parque más grande y visitado de España. Son 110 hectáreas para pasear en bicicleta, jugar al fútbol y observar curiosos ejemplares botánicos como el palo borracho, entre otras muchas actividades.
Más información en la página de Turismo de Valencia.
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