Aprender suajili siempre ha molado. Es uno de esos idiomas frecuentado por estetas sin rumbo, progres molones y adeptos a películas de arcas perdidas. El suajili pertenece al conjunto de lenguas bantúes —los de la baraja de cartas de nuestra infancia, con las tribus de siete países— y se habla sobre todo en Kenia y Tanzania, pero también en algunas zonas de los países limítrofes. Cuando estuve en Kenia, descubrí que no era un idioma difícil, que se podía aprender lo más básico en pocas lecciones.
Safari. Es, probablemente, la palabra más conocida y exportada del suajili. Pese a que nosotros la hemos adaptado para referirnos a la caza, avistamiento o fotografía de animales en las regiones africanas, el significado es mucho más amplio: hacer un viaje. Y el que se puede hacer por Kenia es uno de los más deseados por viajeros de todo el mundo por la posibilidad de ver a los Big Five, el león, el elefante, el búfalo, el leopardo y el rinoceronte. No es fácil verlos todos en un mismo viaje. Yo pude añadir tres a mi lista, aunque no son malos sustitutos el guepardo, la jirafa o la hiena.
Jambo. Da igual si te encuentras con un amigo o con un completo desconocido, educación ante todo que saludar no cuesta tanto. Viajando te das cuenta de todos los valores que hemos perdido con nuestro estupendo modo de vida. Un simple hola, un fácil saludo que te venden muy caro en nuestras ciudades dormitorio. Aún lo encontramos en los pequeños pueblos de nuestro país, pero en Kenia está presente a cada paso. Y junto al jambo, siempre una sonrisa.
Pole pole. Tómatelo con calma. El ritmo en Kenia, en casi todo el continente africano, es muy distinto al nuestro. La prisa mata, dicen en Marruecos. Si en Kenia te dicen pole pole, es que vas pasado de revoluciones. Tú no te das cuenta, lo has convertido en tu ritmo vital. Pero seguro que tras unos días por Kenia empiezas a comprobar cómo cunde mucho más el tiempo haciendo las cosas despacio. Pero no tenemos remedio, al volver a casa lo tomaremos como algo anecdótico, sin darnos cuenta de que todos deberíamos aliñar nuestras vidas con un poco más de pole pole.
Piga Picha. Por deformación del inglés picture, una fotografía es picha. Por lo tanto, el fotógrafo, que es el que toma fotos, es el piga picha. Así de simple. Kenia es un paraíso para cualquier persona armada con una cámara. Las oportunidades para hacer buenas fotografías están por todas partes. Vale, Nairobi no es una ciudad especialmente fotogénica, pero tiene el interés de ver cómo transcurre la vida en una gran ciudad africana. Además, por Nairobi pasaremos un rato, siempre de escala hacia otra parte del país. Generalmente hacia uno de los parques nacionales o hacia la isla de Lamu, que suele poner punto final a un viaje por Kenia, para mimarse tras unos días de tragar polvo.
En los Game Drive se está realmente cerca de los animales, casi con cualquier cámara os podréis llevar un fantástico recuerdo a casa y habréis disfrutado de una experiencia como pocas se pueden tener viajando.
Pesa ngapi. ¿Cuánto cuesta? Viajar por África no es barato. Sí los es la vida allí. Se puede comer por muy poco dinero o coger transportes colectivos por apenas céntimos. Pero la entrada a los parques nacionales es cara. Y soy partidario de que así sea. Siempre y cuando el dinero se invierta correctamente en la conservación del mismo. Si las entradas fueran muy económicas se correría el peligro de convertir la sabana en un parque temático y para eso mejor nos vamos al zoo. Masái Mara es el parque más conocido de Kenia, pero en el país hay muchos otros parques con oportunidades para ver animales, como Samburu, Amboseli o Nakuru por citar algunos.
Karibu. Lejos de ser una palabra para el felpudo, un karibu (bienvenido) se expresa con cariño, sintiendo de verdad que te están dando la bienvenida. Es una palabra que se escucha a todas horas: cuando se llega a un lugar, a la hora de servir la comida, cuando compras algo en una pequeña tienda. Te lo dice el señor que sale de la mezquita, el niño que va a la escuela y los masáis que te dan la bienvenida cuando visitas su poblado. A veces, como las gracias, se acompaña de sana (muy o mucho).
Alfagiri. Se refiere tanto al atardecer como al amanecer. No olvidaréis nunca un amanecer o una puesta de sol en África. Es algo de lo que es imposible cansarse. Y mira que la acacia no es ningún árbol espectacular. Ahora, dale un contraluz al desvencijado árbol, con más pinchos que una barra en San Sebastián, y verás qué cambio. Cuando se ve la rapidez con la que se va el sol tras el horizonte, formando un perfecto disco rojo, uno se queda sin palabras. También con nubes resulta espectacular, con los rayos colándose por cada agujero. Se ha puesto de moda acompañar el momento del atardecer con un gin-tonic. Me parece una frivolidad absoluta. Yo soy mucho más de ron.
Hakuna matata. La película de El rey León puso de moda la expresión gracias al estribillo de una de las canciones de la banda sonora. Por cierto, siguiendo con las clases de suajili, ¿sabíais que Simba, el nombre del protagonista de la película de Disney, quiere decir león?
El hakuna matata engancha con el pole pole. No paaaaaasa naaaaada. Así, alargando eternamente la a. No hay problema, tanto si tiene solución como si no. Procura ser feliz. El primer día costará comprenderlo, hasta que se cruce la primera hamaca en tu camino. Tranquilos, una vez regresas a casa, se te quita en unos días la cara de colocado en Jamaica y vuelves a tu rutina con más facilidad de la deseada.
Rafiki. Amigo. No será difícil que volvamos con unos cuantos. La amabilidad de la gente y esa manía de sonreír en todas las ocasiones, te ganan con facilidad. Además, hasta algunos masáis tienen Facebook para que podamos seguir cultivando la amistad a distancia. Bromas aparte, a poco que entablemos conversación con la gente nos daremos cuenta de que dan importancia a cosas ligeramente diferentes a las nuestras.
Asante. Gracias. Y mil veces gracias. Kenia es un destino soñado que supera con creces cualquier expectativa previa. Lejos de ser engullida por los tópicos, la experiencia de viajar al gran continente africano, participando en un safari por Kenia, proporciona sensaciones que seguro formaran parte del viaje de nuestras vidas. Asante sana.
Seguimos con el suajili. Kandili es la clásica lámpara empleada en los safaris, alimentada con parafina. Conocí a Ana Pérez Marcos cuando trabajaba en una agencia de comunicación en España, llevando la cuenta de Turismo de Kenia. Un buen día, el tópico de que el continente africano es adictivo pasó a ser una realidad para ella. Con un mensaje en Facebook anunciaba que lo dejaba todo, que se iba con su marido y su hijo a empezar una aventura en Kenia: montar su propio campamento para recibir viajeros, el Kandili Camp. Desde entonces, cada día es diferente. Así no es extraño ver una foto colgada en su Facebook para comprobar cómo por su oficina campan alegremente las jirafas.
El campamento está situado en Masái Mara, en el área de conservación privada Garganta del Leopardo. Organizan safaris a pie, en 4X4 (diurnos y nocturnos), en globo, visitas a las manyattas (aldeas) masáis y actividades para los más pequeños, como construir una casa tradicional.
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Asante sana Rafa!!
Felicidades a Ana Perez por dejar la vida superflua por una vida enriquecedora.
karibuni a todos los que sueñen con africa. la vida aqui solo se puede definir con un HAKUNA MATATA. asante sana rafa perez por tus lindas pichas y comentarios.