A orillas del Mediterráneo, en la pequeña pedanía de El Palmar, me espera Jaume Bru. Con él y su catarrogina (tipo de embarcación local) recorreré la laguna de la Albufera de Valencia. De camino al embarcadero me cuenta que este lago, separado del mar por un cordón dunar que actúa de dique —conocido localmente como La Devesa—, se formó hace 5.000 años y que en aquellos días tenía una extensión cercana a las 30.000 hectáreas. “El agua cubría la extensa planicie que separa las desembocaduras de los ríos Xúquer y Túria. Ahora, a causa de la extensión del cultivo del arroz y de la colmatación (aporte de sedimentos procedentes de acequias y barrancos), apenas llega a las 3.000 hectáreas”.
Pescadores de linaje
“La pesca en la laguna es poco rentable —afirma Jaume cuando iniciamos el recorrido—. Pero a pesar de ello se mantiene viva ya que para los descendientes de aquellos primeros pescadores es una tradición que debe perdurar”. La actividad de la pesca aparece documentada en escritos del siglo XIII. Actualmente, se practica desde el mes de octubre al de abril. Cada año se sortean los redolins o puestos de pesca entre los pescadores de linaje, los únicos que pueden pescar en la Albufera.
A día de hoy, las únicas especies abundantes en el lago pertenecen al grupo de las llissas o mújoles, que se caracterizan por su resistencia a la contaminación. Peor suerte han corrido especies exclusivas del Mediterráneo ibérico como el samaruc (Valencia hispanica), que sobrevive en contados enclaves que aún conservan una buena calidad de agua. O también el fartet o peixet de sequiol (Aphanius iberus), que ha sufrido la disminución de la fauna invertebrada de la que se alimenta y la extrema competencia de otras especies exóticas.
Refugio para las aves
Avanzamos por un entramado de canales o rastres antes de alcanzar la mata del Fang, donde unos postes indican y protegen esta zona designada reserva integral. Desde este punto cuento cientos de ejemplares de pato colorado o sivert (Netta rufina).
La Albufera es una de las principales áreas de invernada en la Península Ibérica para esta especie que, gracias a la seguridad que les ofrece la laguna, alcanza cifras cercanas a los 7.000 ejemplares.
Otra anátida abundante es el ánade azulón (Anas platyrhynchos) que a la ya de por sí numerosa población reproductora se le unen en invierno ejemplares procedentes de otros países de Europa. También observo algunos ejemplares de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) —ave negra que, debido a su habilidad pescadora, ha entrado en conflicto con el ser humano en algunos lugares—, garzas reales (Ardea cinerea) y varias especies de gaviotas y charranes. Entre las rapaces, la más abundante es el aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) que planea a baja altura en busca de alguna posible presa.




De regreso a El Palmar, Jaume me recomienda que visite la Gola del Pujol —uno de los tres canales que comunican la Albufera con el mar. En la gola, observo de nuevo garzas, cormoranes y otras aves posadas en las tradicionales paraderas. La paradera de El Pujol es de las más grandes y su objetivo, como el de todas, es que la pesca acabe atrapada en los mornells, un tipo local de nasa.
Parque Natural de La Albufera
La Albufera de Valencia es un sistema húmedo costero que debido a su interés ecológico, paisajístico y cultural debe ser protegido y preservado a toda costa. Un ejemplo de que la interacción entre la actividad humana y el medio natural puede originar paisajes de gran valor. Afortunadamente los actuales límites del Parque Natural de La Albufera incluyen, además de la laguna, playas y sistemas dunares, malladas y saladares, ullals (surgencias de agua) y la marjal, un paisaje agrario formado por campos de arroz, canales y acequias.


Visitar la Albufera
Desde Valencia resulta muy fácil visitar La Albufera y su entorno. La mejor opción es empezar por la reserva del Racó de l’Olla donde se ubica el Centro de Visitantes del parque. Varios senderos equipados con observatorios de madera permiten observar la avifauna, que varía según la estación del año. En El Palmar o en la Gola del Pujol se puede alquilar una embarcación y navegar por la laguna. También es recomendable realizar alguno de los circuitos a pie que están señalizados en la zona de La Devesa o recorrer en bicicleta la marjal. Es muy importante evitar al máximo las molestias a la fauna y respetar rigurosamente la señalización existente.



Desde 2015 existe una línea de autobuses (número 25) que une la ciudad de Valencia con El Palmar y El Perellonet, con parada en varios de los puntos anteriormente mencionados. Si vais en bicicleta existe un carril bici que une la ciudad con El Saler.
Para más información visita la página de Turismo de Valencia
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