El fenómeno de la migración sigue siendo uno de los aspectos más atractivos del mundo de las aves. Dos veces al año, un número incontable de aves migran a través del planeta recorriendo largas distancias. Por lo general, estos viajes siguen un eje norte-sur. Muchas especies recorren siempre los mismos lugares, por rutas migratorias conocidas entre los especialistas por el término inglés flyways.
Según los datos recogidos por Birdlife International, las aves que recorren estas rutas deben enfrentarse a grandes y diversas amenazas: la caza furtiva, la sequía o las modificaciones en los sistemas de producción agrícola. En muchos lugares del planeta la llegada o la marcha de especies migratorias, como golondrinas o cigüeñas, está asociada a fenómenos como los cambios de estación. Además, las aves constituyen uno de los principales indicadores del estado de conservación de los ecosistemas.
De Eurasia a África
El movimiento migratorio más importante en términos cuantitativos es el que se produce entre África y Eurasia a través de tres rutas o flyways. Las aves que crían en Europa y el norte de Asia atraviesan el Mediterráneo y Oriente Medio para alcanzar sus cuarteles de invierno en el continente africano. Este impresionante desplazamiento alcanza cifras espectaculares: cerca de dos billones de paseriformes, más de dos millones de anátidas y dos millones de rapaces.
La ruta más seguida es la conocida como Mediterranean-Black Sea Flyway. Esta vía, escogida por casi 300 especies, aglutina aves procedentes de la tundra rusa, del oeste de Siberia, del este y centro de Europa, y atraviesa el Mediterráneo por el estrecho de Messina (Italia), el Bósforo (Turquía), Batumi (Georgia) y Eilat (Israel). Prosigue a través de la península del Sinaí y entra en África por el valle del Nilo hasta alcanzar el Sahel.
Eilat
Entre finales de marzo y mediados de abril, el cielo de la ciudad de Eilat, en el extremo sur de Israel, es surcado por millones de aves que se dirigen a sus áreas de cría en el centro y norte de Europa y en el oeste de Siberia. Por sus montañas pasan en pocos días enormes bandadas de aves como ratoneros, aguiluchos, águilas y cigüeñas. Los pequeños paseriformes escogen los wadis arbustivos y las fértiles áreas cultivadas para descansar, mientras que las especies ligadas a hábitats acuáticos reponen fuerzas en los pequeños humedales y las salinas de la zona. A esta gran cantidad de especies migratorias hay que añadir las residentes, que en este período se encuentran en el momento álgido de su ciclo reproductor.
Debido a ello, Eilat se convierte en uno de los mejores lugares del planeta, si no el mejor, para ver el fenómeno de la migración.
Champions of the Flyway
Coincidiendo con este período tan intenso de paso migratorio, se celebra en Eilat una competición muy especial, la Champions of the Flyway. Durante 24 horas, equipos de observadores de aves procedentes de los más diversos rincones del mundo intentan contabilizar el mayor número de especies posibles. Para ello, cuentan con la ayuda de ornitólogos locales y organizadores que les guían durante los días previos a la competición.
El evento está organizado por The Society for the Protection of Nature in Israel (SPNI), con el apoyo de Birdlife International. El objetivo principal es el de recaudar fondos para luchar contra la caza ilegal de aves migratorias a su paso por el Mediterráneo. En esta tercera edición el importe conseguido se han destinado a Grecia, donde miles de tórtolas europeas y codornices son cazadas ilegalmente en las islas de Santorini y Zakynthos. Durante los meses previos a la competición cada equipo trata de recaudar la mayor cantidad de dinero posible a través de una página de micro mecenazgo.
Además, este evento se convierte en la mayor celebración de la migración de las aves a nivel mundial. Este año se dieron cita ornitólogos procedentes de Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, Sudáfrica o India, además de la gran mayoría de países europeos. Paralelamente a la competición internacional se celebró una a nivel local, donde los equipos estaban formados por jóvenes observadores interesados en la ornitología y en la conservación de la naturaleza.
Durante los cuatro días que pasé en Eilat, documentando esta celebración, se vivieron momentos muy intensos, pero recuerdo especialmente uno: el atardecer del día de la competición, cerca de 200 personas se congregaron en una balsa para ver una de las aves más misteriosas del desierto, la ganga de Lichtenstein. Esta espectacular ave sólo bebe durante el crepúsculo. Y allí estaba, en Eliat, uno de los pocos lugares del mundo para su avistamiento.
Oscar, me encantan tus fotos!! Me has recordado el dolor de cuello y brazos que siento cada vez que puedo ver aves en primavera. Y si es en Israel, tras ver tu reportaje, mucho mejor. Qué pasada!!