Cuando estás acostumbrado a viajar, no es fácil que un alojamiento te sorprenda con un concepto diferente. Cuando el antiguo hotel Guillermo Hotel fue en busca de la cuarta estrella, se plantearon un giro radical en la filosofía del hotel clásico: con Pol & Grace iban a crear un espacio que bien podría pasar por el hogar de una joven pareja, moderna, encantada de recibir a sus amigos y hacerlos pasar por locales, por barceloneses a los que no se les escapa un detalle de su ciudad y viven de espaldas a la vorágine turística que no sale del sota-caballo-rey, que no quieren oír hablar de prisas ni de experiencias enlatadas.
El concepto “be a local” está ganando claramente la partida en las ciudades turísticas. Ya no nos basta con ver al mejor Gaudí, luego queremos reír, amar, holgazanear y vivir en espacios que nos resulten familiares, cálidos como sólo pueden serlo nuestros locales preferidos en nuestro barrio. Eso, resumido, es lo que ofrece Pol & Grace desde el mismo momento en que entras en la recepción del hotel. Es un espacio diáfano, muy luminoso, en la que te reciben un par de amigos para decirte en qué habitación vas a dormir. La recepción está decorada con obras de arte, bicicletas hechas con bambú, una pizarra con la agenda del día y recomendaciones sobre Barcelona —muy acertadas, sobre todo en gastronomía—, un espacio llamado Do It Yourself en el que te puedes servir café y té gratuitos y un rincón con el que ya me ganan para siempre: una estantería con libros, Storyteller la llaman, donde puedes coger el que te apetezca y dejar otro a cambio. La comunicación puede ser por whatsapp, mensajes frescos para confirmar la reserva o para preguntar qué tal resulta tu estancia.
Al entrar en el ascensor, los botones del panel te llevan a plantas que reciben nombres como acontecimientos históricos, arquitectura, ocio y cultura o tradiciones y fiestas populares. Asimismo, cada habitación cuenta con un nombre relacionado con la temática.
En los pasillo encontramos paneles con historias vividas, esperando quizás que el próximo lo escribamos nosotros tras nuestro paso por el hotel. Son en total 61 habitaciones distribuidas en 6 plantas, personalizadas con referencias a Barcelona y decoradas con ilustraciones de Julián García. Por algunos rincones encontramos Post-its con mensajes, por si hemos olvidado algo o se nos antoja cualquier cosa.
Para el desayuno nos proponen relacionarnos con otros clientes, en un espacio sin mesas individuales. En definitiva, alojarte en Pol & Grace es como un encuentro con un grupo de amigos para disfrutar de una ciudad. Un papel a caballo entre el hotel y el alojamiento en vivienda —de cierto lujo— de uso turístico. En Pol & Grace pretenden algo tan sencillo como ofrecer una experiencia personalizada para que el cliente sea un barcelonés más, se integre en la ciudad y que vuelva con un puñado de historias que contar.
Para más información y reservas consulta la web del hotel.
muy bonito!