Ubicado al norte de Chile, el desierto de Atacama está catalogado como el desierto más árido del mundo y guarda en su corazón algunos de los paisajes más fascinantes del continente americano: salares de formas surrealistas, quebradas espectaculares, lagunas inmensas de color turquesa o los géiseres a mayor altitud del planeta. Todo ello, cubierto por el mejor cielo del mundo para la observación astronómica.
Por encima de los tejados de San Pedro, el pueblo que he escogido de base logística para descubrir el corazón del desierto de Atacama, emergen con fuerza los conos de los volcanes Licancabur y Juriques coronados por una nube que se torna rosada con el despuntar del día. Es el paisaje que observo al amanecer desde la ventanilla del todoterreno donde Nicole, una guía de origen suizo que lleva varios años trabajando en la zona, y yo, nos adentramos en el Valle de la Luna.
La carretera circula entre montañas que dibujan formas misteriosas, cuyo suelo está cubierto de sal. Nicole me ha informado de que este valle forma parte de la cordillera de la Sal, un mar emergido hace unos 23 millones de años, cuyas capas de sedimentación fueron empujadas hacia la superficie por los movimientos de la corteza terrestre que crearon los Andes. Nos apeamos del coche y subimos hasta la cima de la Gran Duna, que brinda una de las mejores vistas del valle. Su geomorfología es indescriptible, un modelado árido y enigmático que invita a la relajación. Nicole rompe el aturdimiento que me ha provocado la impactante estética del lugar con una pregunta.
—¿Qué te parece? —Y sin esperar respuesta continúa— Estas formas tan fascinantes son fruto de la erosión causada por la lluvia, el viento y las temperaturas extremas, que han modelado el lugar a su antojo.
Sobre el inmenso desierto de Atacama, desde aquí se observa la cordillera de los Andes como telón de fondo donde, además del Licancabur (5.916 m) y Juriques (5.740 m), destacan conos volcánicos como Sairecabur (6.026 m) y Putana (5.916 m). Según la leyenda que me ha contado Nicole, el Putana debe su nombre a una mujer llamada Ana que allí ofrecía sus servicios sexuales a los trabajadores de una antigua mina cercana.
Senderismo en Atacama
Atacama brinda numerosas posibilidades para el senderismo, tantas que resulta difícil elegir una ruta. Por su belleza y poca exigencia, Nicole me aconseja la Quebrada de Guatín, para seguir con mi aclimatación en altura. Después de ascender hasta los 2.800 metros, por la carretera que sale al norte de San Pedro, abandonamos el coche y nos introducimos por un sendero hasta penetrar en la quebrada, donde inesperadamente aparece un curso fluvial cuyo entorno rompe la monotonía del desierto. Según Nicole, ascenderemos durante varias horas por el barranco de Guatín que está surcado por el río Puritama, hasta llegar a las termas del mismo nombre, donde nos daremos un homenaje bañándonos en ellas.
Es sorprendente estar en medio del desierto disfrutando del sonido agradable que genera la abundancia de agua al circular por este abrupto cauce.
—Atacama es famoso por ser el desierto más árido del mundo, incluso hay zonas donde no ha llovido nunca desde que se tienen datos pluviométricos, pero no por eso es un lugar donde no hay agua —dice Nicole—, estamos a los pies de la cordillera de los Andes donde todo el año hay nieves perpetuas, que filtran agua al subsuelo que luego aflora en el desierto mediante quebradas como ésta, que están llenas de vida.
El ascenso por el barranco siguiendo el curso del agua tiene su dificultad, más de la que me imaginaba cuando Nicole me dijo que era una caminata de poca exigencia; hay que salvar grandes saltos de agua y en ocasiones se debe trepar por la roca de las paredes que configuran el cauce. Lo que más me llama la atención son los inmensos cactus que salpican las lomas que dan forma a la quebrada de Guatín, denominados cardón (Echinopsis atacamensis).
—Es una especie endémica del área altiplánica del centro de los Andes —espeta Nicole, ante los 30 segundos que llevo estudiando detenidamente el gran tamaño de las púas que cubren un gigantesco cardón que se ha cruzado en mi camino—. Las espinas eran utilizadas por las mujeres como agujas para tejer y el tronco es el único elemento vegetal en el desierto capaz de proporcionar vigas de madera para la construcción de casas. Después de un laborioso proceso de prensado y secado.
Baños de Puritama
Al final de la caminata, ante nosotros se abre un espacio frondoso donde el verde es el protagonista. Son los baños de Puritama. A lo largo del curso del río varias pozas se diseminan escalonadamente. Sus aguas termales rondan los 33 grados y tienen propiedades terapéuticas para afecciones reumáticas. La señora Isabel Rodríguez, una mujer que supera los 70 años, viene desde Santiago cada dos meses para zambullirse en estas aguas; a pesar del largo viaje, no falta nunca a su cita bimestral con Puritama.
—Desde que vengo aquí mis dolores reumáticos son prácticamente inexistentes, estas aguas son milagrosas —dice la señora Rodríguez—. Pruebe, ya verá.
Me zambullo en las aguas cálidas de la poza percibiendo un gran confort, que me sumerge en un absoluto relax. El silencio del desierto se apodera de todo, roto sólo por el canto de las aves que habitan este pequeño oasis. Y aunque no puedo certificar las propiedades terapéuticas de estas aguas, lo que si puedo asegurar, es que tienen un gran poder reconstituyente, y que es un perfecto cierre a la caminata por Guatín.
Mirar al cielo
Son las últimas horas de un ajetreado día, donde cuesta sacar fuerzas para una nueva aventura. Decidimos hacer una actividad donde el esfuerzo físico sea mínimo. Nicole, para mi alegría, me ha contado que vamos a practicar el arte de la contemplación, nos espera la mejor puesta de sol que se puede ver en Atacama, y después, sin movernos, en el mismo lugar realizaremos una observación de estrellas. Después de hacer una parada técnica en el precioso pueblo de Toconao, para comprar algunos víveres y visitar su iglesia, donde Nicole me muestra que todo el interior del techo está realizado con madera de cardón.
Enfilamos una carretera solitaria que nos adentra en el inmenso Salar de Atacama. Al llegar a Laguna Chaxa nos bajamos del todoterreno.
—Estamos a unos 60 kilómetros de San Pedro en pleno Salar de Atacama, el más grande de Chile —dice Nicole—. Ante nosotros se abre un mar de sal inhóspito de formas inverosímiles, salpicado de lagunas, donde se pueden observar flamencos.
Con la puesta de sol, ocultándose tras la cordillera Domeyko, la laguna Chaxa se trasforma en un espejo donde los colores cálidos adquieren un gran protagonismo. Y el blanco de los campos de sal es teñido por un ámbar que durante los últimos rayos de sol se torna en un rojo que parece va a entrar en combustión. El gran Salar de Atacama brinda unas puestas de sol que son famosas en todo el desierto por su dramatismo.
—Pero el espectáculo contemplativo aún no ha terminado —me dice guiñándome un ojo.
Al caer la noche el firmamento se muestra en todo su esplendor. Hemos quedado junto a la laguna con André, un astrólogo francés que vive desde hace seis años en Atacama haciendo excursiones astronómicas para turistas.
—Éste es uno de los mejores cielos del mundo para la observación astronómica debido a la poca contaminación lumínica, la gran altitud, la poca cobertura de nubes a lo largo del año y a la poca humedad existente en el ambiente, que propicia un atmósfera muy nítida. Por eso se ha ubicado aquí ALMA, el proyecto más ambicioso de la humanidad para observar el universo —dice André, que continúa dando una pequeña charla de introducción, para después sacar de su bolsillo un puntero láser y empezar señalar en el cielo la posición de algunos planetas, estrellas y constelaciones.
Una simple observación a ojo desnudo, sin telescopio, resulta muy interesante. Lo más sorprendente de los conocimientos que estoy adquiriendo es el papel fundamental que la Vía Láctea ejercía en la cosmovisión y los ciclos de la vida en la cultura andina, donde distinguían diferentes figuras y en función de la que veían sabían en la época del año que estaban, y el tiempo que faltaba para entrar en una nueva estación. Ignorante de mí, también he descubierto que a pesar de que la tierra gira, no se pueden observar las mismas estrellas desde el hemisferio norte y desde el sur.
—Para orientarte cardinalmente no busques aquí la estrella Polar, no la encontrarás, debes localizar la Cruz del Sur, que está en plena Vía Láctea formada por cuatro estrellas —dice André.
En busca de los géiseres a mayor altitud del mundo
Después de varios días en el corazón del desierto, moviéndome por encima de los 2.500 metros de altitud puedo considerar (según las indicaciones que me han dado en el hotel) que mi cuerpo está aclimatado. La elevada altitud de la región de Atacama puede generar en el viajero mal de altura, que aquí llaman apunamiento: mareos, dolor de cabeza, vómitos, dificultad al respirar, incluso puede llegar a producir graves complicaciones de salud que den al traste con el viaje. Por lo que es muy aconsejable hacer una correcta aclimatación para abordar las excursiones a lugares de gran altitud.
Son las cinco de la mañana y noche cerrada, nos dirigimos en un todoterreno hacia una de las sorpresas geológicas más preciosas de Atacama, a 90 km de San Pedro. El madrugón ha sido terrible. Juan Bastida, el guía que hoy me acompaña, me ha dicho que hay que estar justo cuando sale el sol en los géiseres del Tatio (“El viejo que llora”, en quechua), porque es el momento en que registran mayor actividad.
—Hoy vas a ver el campo geotérmico más alto del mundo, a 4,200 metros —dice Bastida, mientras contempla el sueño que dibuja mi rostro. Una vez allí y con los primeros rayos de sol que aparecen por encima de los 6.000 metros de la cordillera andina, el espectáculo es impresionante.
—Abrígate, hay -15ºC. Y camina despacio y respira profundamente, estamos por encima de 4.000 metros, no quiero que tengamos un problema de salud —me advierte Bastida ante mi excitación, mirándome fijamente a los ojos.
Decenas de columnas de vapor de agua se elevan por encima de los diez metros, expulsando en ocasiones chorros de agua con gran violencia, configurando un paisaje inimaginable. Los distintos tonos anaranjados que se proyectan a contraluz en las fumarolas, entre las que aparecen y desaparecen los turistas, genera estampas impresionantes, que me provocan una febril actividad en la toma de imágenes. Puedo sentirlo, éste es uno de los grandes momentos del viaje, justo cuando el Tatio adquiere su mayor esplendor. Las palabras de Bastida aportan un poco de cordura a mi visión metafísica del lugar.
—Las erupciones de agua y vapor se producen porque en el subsuelo convergen las aguas freáticas sobre una bolsa de lava, que al tocarse generan gases y vapor que son expulsados con fuerza por fisuras, generando el peculiar paisaje que puedes ahora observar. —Y añade— Este campo geotérmico es el tercero del mundo en extensión con tres kilómetros cuadrados, y está formado por 40 géiseres, 60 termas y 70 fumarolas. Al volver al todoterreno encuentro que el conductor y Batista han preparado una mesa con sabrosos alimentos atacameños. Toda una sorpresa.
—Hemos preparado un desayuno contundente, como se merece el madrugón que nos hemos dado —me dice Batista, invitándome a tomar asiento en la mesa—. Teníamos pensado buscar un restaurante, pero como sé que es tu última comida en Atacama, he pensado que como amante de la belleza visual, te encantaría comer frente a este majestuoso paisaje que nos ofrecen los géiseres del Tatio.
LATAM Airlines, el grupo formado por la unión de LAN y TAM, es la compañía líder en Sudamérica y la mejor opción para viajar a Chile desde Europa. Numerosos vuelos a la semana conectan directamente Madrid con Santiago de Chile en poco más de 12 horas. Desde Santiago hay varias conexiones al día con Calama, en pleno desierto de Atacama.
Molt guapo, Lucas!!! El destíno es de cine, sin duda.
Gràcias Oriol. El lugar es tan espectacular, que las fotos se hacen solas. como tu bien dices, Un destino de cine
Hola!! me han encantado las fotos!! Estoy pensando de ir a Chile, y especialmente al desierto de Atacama, en noviembre. Me podrías dar el nombre de la compañía que usaste para hacer las excursiones? la recomiendas? muchas gracias!
Hola María. Yo estaba hospedado en el hotel Tierra Atacama, y dentro del precio de la estancia entraban las excursiones. En el pueblo de San Pedro hay un gran número de empresas que hacen excursiones, pero desconozco su profesionalidad, pues no hice uso de ellas. Siento no poder ayudarte, y celebro que el reportaje lo encuentres interesante. Gracias
Gràcies Oriol. El lugar brinda unos paisajes tan espectaculares, que las fotos se hacen solas.