Si nunca has estado en África pero tu sueño es hacer un safari en ese continente, esta entrada está escrita para ti.
Hace tiempo que la palabra safari (en suajili, “viaje”) dejó la connotación asesina con la que se empezó a conocer en Europa a principios del siglo XIX, cuando designaba a las expediciones de cazadores que se aventuraban en el interior de África en busca de los animales más formidables para matarlos y presumir más tarde con su trofeo. Desde hace unas décadas, el safari fotográfico (como se les llama para diferenciarlos claramente de los otros) es el que practican los que gustan de “mirar pero no tocar”.
Normalmente la iniciación se produce en Kenia y Tanzania, pero Sudáfrica o Namibia también son países perfectos para ello. Todos tienen increíbles parques naturales, buenas infraestructuras y facilidad para contratar un coche y guía (o buscar empresas para organizarlo) y emprender la aventura.
Aunque pueda parecer una tontería decirlo, un parque natural no es un zoo. Lo digo tras haber trabajado como guía de safaris unos meses durante el año pasado y haber visto el comportamiento y expectativas de muchos viajeros. Por eso ahora me permito unas recomendaciones (unas más generales y de actitud; otras más prácticas: de equipaje y del desarrollo del viaje) que tal vez sean útiles si estás pensando en hacer un safari (fotográfico, por supuesto) en África.
Sobre la actitud y las expectativas
1 – Si has visto Mogambo, ¡Hatari! o Memorias de África, intenta olvidarlas antes de subirte al avión. Especialmente esta última. Sí, seguro que la disfrutaste, soñaste e incluso lloraste con las aventuras de la entusiasta Karen Blixen y el apuesto Denys Finch Hatton. Lógico. ¿Qué hombre o mujer no hubiera deseado estar en aquella avioneta sobrevolando el Serengueti? ¿O que le lavaran el pelo junto al Nilo? El África romántica, etérea y onírica existe, pero no es lo único que vas a ver. Y esa “cara B” de África es la más visible y la que te está esperando. Si vas allí pensando que todo será como en la película, prepárate para la decepción. La belleza está, pero llegar a ella tiene sus costes y requiere un esfuerzo.
2 – Si te molestan los imprevistos, éste no es tu continente. Si te incomoda que haya retrasos, busca otro lugar. Si lo tuyo no son los baches, el polvo, el calor, los estándares de higiene y limpieza mejorables, piénsatelo dos veces antes de venir. En serio, piénsatelo dos veces. Porque por mucho que te aseguren que está todo controlado, los imprevistos van a pasar. Estás yendo a otro continente, a otro mundo muy diferente a Europa o América. Tienes que venir con una actitud muy flexible, adaptativa y tolerante. Si no, mejor no venir.
3 – Si es tu primera vez en la zona subecuatorial del continente, relájate, siéntate en tu camión o coche todoterreno y déjate llevar. Intenta disfrutar de la aventura. No pretendas dar lecciones a nadie (algo que el hombre blanco tiende a hacer con demasiada frecuencia), porque los empleados que trabajan para ti no son ignorantes: saben conducir los vehículos (y arreglarlos), cocinar en condiciones precarias o, en general, cómo hacer las cosas a la hora de solucionar los problemas. África tiene su código, sus limitaciones, su propia manera de funcionar. Europa, la suya. Observa bien, igual hasta aprendes unas cuantas cosas.
4 – Hacer un safari es caro, muy caro o insultantemente caro. Ve haciéndote a la idea de que desembolsar mucho dinero no significa que vayas a disfrutar del lujo en los transportes, en los alojamientos, en las comidas… Es normal pagar 3.000 euros por una semana de safari, incluyendo vuelos. Pagar el doble te da acceso a mayor confort, y el triple, a esos hoteles que aparecen en las revistas, con elefantes bebiendo agua de tu piscina y tú champán en tu habitación. Cambia el chip: sea cual sea tu presupuesto, piensa que el verdadero lujo es estar allí viendo a los rinoceronces negros a veinte metros; oyendo a los leones rugir en mitad de la noche; disfrutando del olor a paja húmeda mientras ves cómo amanece…
5 – Así que sí o sí vas a pagar un dineral por el safari, pero ¿por qué? África es un continente carísimo y una gran parte de ese dinero se va en la entrada al parque, derechos de acampada, derechos de paso del vehículo y otros costes. Si por lo que pagas crees que tu viaje va a ser de lujo, seguramente estás equivocado. Para tener ese lujo es posible que tengas que pagar el doble o el triple.
6 – Pocos sitios hay más bellos y salvajes que los parques naturales. Intenta ser consciente de dónde estás y valorarlo. Para minimizar el impacto sobre el medio ambiente, la mayoría de los campamentos son temporales y, aunque lo intentan, no son tan cómodos como sería un hotel o lodge fijo: no suelen tener instalaciones de agua corriente; el agua para las duchas se calienta con leña (con el coste y esfuerzo que representa); los retretes suelen ser móviles o, incluso, letrinas: no esperes cisternas. Pero su lujo es estar allí, en pleno parque. Piensa que eres un afortunado por poder alojarte en ellos.
7 – ¿Te has preparado mentalmente por si no ves todos los animales que esperabas? Puede pasar. Esto no es un zoo ni el guía un vidente. Encontrarlos depende de la habilidad y conocimiento del conductor y del guía, desde luego, pero sobre todo del clima, de la hora y, desde luego, de la suerte. Es lo que tiene la naturaleza salvaje.
8 – La cultura africana está basada en la gratificación. Si yo hago algo por ti, espero algo a cambio. De verdad, es así. Y no hablo de un salario, hablo de una propina. Vaya, que es habitual darlas por los servicios prestados con interés y esmero. Eso es algo que a los españoles nos cuesta (discúlpeme el lector americano por solo referirme al especímen ibérico) aunque hablemos de propinas modestas. ¿O acaso es mucha propina un euro al día para cada empleado si han trabajado bien, con entrega y con amabilidad? ¿Cuánto es eso? ¿Siete, ocho, diez euros para cada empleado? No es mucho para ti (piensa en lo que cuesta un gin tonic de los que te tomas cada viernes) pero para él significará mucho.
Sobre el equipo de safari
9 – Las gafas de sol son verdaderamente útiles contra el sol y el polvo, pero al distorsionar los colores harán que sea más difícil encontrar los animales. En cualquier caso, tráelas: ya se encargará el guía de localizarlos. Crema solar y un sombrero con cinta para la barbilla (para que no se vuele) serán imprescindibles también.
10 – Si lo que vienes a ver en un safari es animales (especialmente aves) tráete unos buenos prismáticos, al menos de 8 aumentos. Cuanto más luminosos sean, mejor: en condiciones de poca luz (amanecer y atardecer) una buena óptica garantiza nitidez y colores reales. En esto vale mucho la pena gastarse dinero o buscar entre todos tus amigos uno que te los pueda prestar.
11 – Si lo tuyo es la fotografía y quieres tener buenos primeros planos, vas a tener que contar con una réflex con buen teleobjetivo. Un 300 mm, al menos, y luminoso (es decir, un pastón; mira si te compensa alquilarlo). Si no eres un profesional o gran aficionado, con un 28-105 mm o similar podrás apañarte, pero olvídate de un primer plano del ojo de un hipopótamo y fotos así. Con una cámara de bolsillo podrás hacer alguna foto interesante dependiendo del zoom que tengan, pero, eso sí, no las compares con las que has visto en el National Gepgraphic: los fotógrafos que las hacen tienen un buen equipo, trabajan meses o semanas siguiendo a los animales y tienen gran formación. Muchas veces, es casi mejor disfrutar del entorno y comprar un buen libro de fotografías en alguna librería de viajes al regreso.
12 – Una linterna frontal es esencial en los campamentos, pero también es importante saber usarla. Bien colocada iluminará exactamente donde miremos, lo cual tiene un efecto colateral: a la hora de hablar con la gente, si tienes la manía de mirar a los ojos, la deslumbrarás constantemente. Pero eso tiene fácil solución: ajústalo para que no apunte en línea con tus mirada sino un poco más bajo y que tenga filtro o luz roja, que deslumbra mucho menos en la noche.
13 – Deja el disfraz de explorador en casa. Trae ropa cómoda y fresca, pues vas a estar todo el rato en el vehículo, sin apenas opciones para bajar durante tu safari. Nada de botas de trekking, más bien sandalias. Porque no vas a hacer muchas caminatas (estarás el 99% del tiempo en el todoterreno o camión). Eso sí, al amanecer y atardecer puede hacer mucho frío en un vehículo con las ventanillas abiertas: trae un cortavientos o chubasquero y un forro polar. Lo usarás, de verdad.
En el parque y de safari
14 – El vehículo en el que vas a visitar el parque no puede ir por cualquier lugar (sólo por caminos o, excepcionalmente, campo a través) ni acercarse demasiado a los animales. No piques al conductor para que se salga del camino: no sólo porque daña el ecosistema, sino porque suele haber guardas que imponen fuertes multas. Lo sé por experiencia.
15 – En muchos de los parques nacionales de Kenia y Tanzania, así como en la mayoría de Sudáfrica y Namibia no hay malaria, así que no te pongas repelente como un paranoico todo el día. Sobre todo, porque el mosquito que transmite la malaria lo hace únicamente por la noche, al atardecer y al amanecer. Y sí, hay otras enfermedades transmitidas por mosquitos durante el día como el dengue, pero en este caso suele darse solo en zonas urbanas. Haz caso al guía: él es el primero interesado en que no pase nada durante un viaje y si te dice que no hace falta usar repelente todo el día, es por algo.
16 – Los campamentos no suelen esta vallados, por lo que salir a dar una vuelta lejos de las tiendas no es buena idea. En serio, no es buena idea. Muchos animales son territoriales, algunos también carnivoros y no olvides que estás en su casa, en su terreno. Lo mismo vale para eso de darse un chapuzón en un río. Tampoco es una buena idea. Cada año hay decenas de muertos por ataques de cocodrilos e hipopótamos.
17 – Ver una escena de caza y que ésta se desarrolle a escasos metros de tu vehículo (como pasa en los documentales con aparente normalidad y frecuencia) es algo infrecuente. No, en realidad es muy infrecuente. Tendrías mucha mucha suerte si la pudieras ver: los que ruedan esos programas de televisión se pasan meses siguiendo y filmando a los animales, sacando las mejores tomas, las más “salvajes”. Vete pensando que no la vas a ver, porque es lo que seguramente ocurra.
18 – No, no plantees ni en broma tirar objetos o gritar a los animales para que se muevan. Sí, es cierto, puede que vengas desde miles de kilómetros de distancia para ver a los leones rugiendo, jugando entre ellos y cazando. ¿Pero no sabes que se pasan la mayoría del día durmiendo o descansando? Aunque te fastidie que estén “sin hacer nada”, piensa que tienes la suerte de estar allí viéndolos sin que se escapen. “Parece que estén drogados” oí una vez, porque no huían despavoridos al acercarnos con el vehículo. Eso es una suerte. Contémplalos, disfruta del momento. Y cállate: en silencio se los puede oír incluso respirar.
19 – A los grandes cazadores (como al ser humano) no les gusta madrugar, pero a ellos les gusta mucho menos aún el calor. Por eso hay que levantarse a horas intempestivas para intentar ver, por ejemplo, leones en acción. Si lo tuyo no es despertarte a horas intempestivas (sí, antes de que amanezca, tipo 5 de la mañana) y mucho menos en vacaciones, quizá los safaris no sean lo tuyo.
20 – No trates a los empleados como esclavos. Son trabajadores y personas como tú. Están allí para trabajar para ti y, aunque ganen poco dinero, lo hacen con gusto. Pero no, no son tus sirvientes ni tienen que aguantar todas tus manías.
21 – Los buenos guías suelen saber mucho, no solo de biología sino también de historia, antropología, etc. Pero ni son infalibles ni videntes. Un “no lo sé” a preguntas como “¿cuántas rayas suelen tener las cebras?” o “¿mañana va a hacer frío?” es una respuesta normal. Y, no, tampoco son tus sirvientes.
22 – Y por favor, no llames negritos a los negros, al igual que no llamas rusitos a los rusos o alemancitos a los alemanes. Y menos si el hombre en cuestión mide 1,90 y tiene una espalda más ancha que larga. Siempre que lo hagas con el mismo respeto con el que ellos nos llaman mzungu (hombre blanco) no será malinterpretado ni provocará recelos que les llames “negros”.
Pocos post sobre África y los safaris fotográficos han despertado en mí más ganas aún de las que ya tenía de viajar hasta allí.
Me apunto algunos consejos. Otros son de cajón, pero entiendo que los hayas puesto, porque la condición del humano blanco se las trae. Yo también lo he visto, y da mucha rabia ver cómo se trata a los guías de países no “occidentales”.
Magnífico post.
Gracias, Pablo.
Con comentarios así da gusto escribir. Gracias a ti Diego, porque además veo que compartimos pasiones y visiones.
Un artículo muy didáctico y con los pies en la tierra. Nunca he hecho un safari pero, a pesar de los contras que pueda tener -precio e incomodidades- creo que tiene que ser una de esas experiencias únicas. Voy a plantearme hacer un curso online contigo para postularme como guía de safaris en un futuro 😉
¡Aquí otro que se apunta con Iosu al curso de Pablo!
Muy bueno el artículo y los consejos, más claro no se puede decir. Nos los apuntamos todos para nuestro próximo viaje a Sudáfrica, Namibia, Botswana y Zimbabwe, que seguro que nos vienen muyyyy bien 🙂
Estas son las recomendaciones que deberían tener todas las guías de los países donde se hacen safaris. No hay mejor información que la de alguien que ha trabajado de guía y conoce a fondo sobre qué habla. ¡Gracias Pablo! Prometemos poner tus consejos en práctica (sobretodo no ver documentales).
Es cierto, y gracias por los consejos. Seguro que os encontráis situaciones verdaderamente complicadas, si los que somos de un pueblo de los pirineos ya nos quejamos de la soberbia de los “trepitja Farigoles” imagínate cuando los urbanitas nos desplazamos a África! trabajo difícil aveces.
Dentro de un mes mi pareja y yo nos vamos a Kenia y Tanzania de viaje de novios. Hacía tiempo que me apetecía ir a África y cuanto más leo sobre el viaje, más ganas tengo de ir. Aunque se trate de un viaje organizado tengo presente el concepto de “aventura”. Nos han encantado tus consejos, sinceros y “directos”. Pocos sitios mencionan cosas tan importantes como el respeto por la naturaleza y por la gente autóctona.
Gracias por todos los tips, consejos e instrucción. Empiezo a planear mi viaje y realmente son de gran valor.
Muy buenos consejos! Conozco Zimbawe y Namibia, que son otras maravillas per, sigo sigo sin ver justificados los precios tan desorbitados de los safaris.
Gracisa. Sara