Silencio atronador es un oxímoron. De hecho, es el ejemplo que encontramos en el diccionario de la RAE sobre esta figura retórica. Un silencio atronador es lo que se percibe cuando caminamos por los senderos de las sierras de Pàndols y de Cavalls. No se oye el tiriteo que produce el frío, tampoco el rugir de tripas que provoca el hambre ni a las familias sufriendo en la lejanía. No se oye el miedo. Y sobre todo, no se escucha el silbido de las balas. Hace ya 80 años que todos esos ruidos se apagaron. Pero sí está presente, debe seguir estándolo, el sonido de la memoria.
Es casi imposible pasear por Terres de l’Ebre y no encontrarse con las huellas que la batalla del Ebro dejó en un territorio cicatrizado de trincheras. Los búnkeres de La Fatarella, refugios antiaéreos como los de Flix o el del Coll de Pins, en la sierra de Cardó; las cuevas utilizadas como refugio y como hospital en la vall Closa, conocida aquellos aciagos días como el valle del Ping-Pong; las fortificaciones republicanas cerca del puerto de l’Estany, en L’Ametlla de Mar; el memorial de las Camposines, el Poble Vell de Corbera, la iglesia Vieja de Garcia, o los centros de interpretación Les veus del front, en Pinell de Brai, o 115 dies, en Corbera d’Ebre, son buenos ejemplos de ello.




Junto a la caseta de información del Poble Vell (Pueblo Viejo) de Corbera encontramos un panel con la letra e, una de las piezas de la instalación Abecedario de la Libertad. Encarna Pons i Aldavert fue la encargada de dar vida a esta letra con las siguientes palabras:
Escriptura / Escritura
Escriure allò que el temps vol fer esborrar. / Escribir lo que el tiempo quiere borrar.
Escriure perquè la veu ja no sent. / Escribir porque la voz ya no siente.
Escric perquè el crit ja no té força. / Escribo porque el grito ya no tiene fuerza.
Escric per si algú ho vol escoltar… / Escribo por si alguien lo quiere escuchar…
Encara que no ho vulgui recordar. / Aunque no quiera recordarlo.
Escriure per fer reviure l’esperança. / Escribir para hacer revivir la esperanza.
Escriure per Estimar. / Escribir para Amar.
De escribir, de contar, de divulgar, se encargan diversas asociaciones, centros de interpretación, empresas de visitas guiadas y grupos de reconstrucción histórica que están instalados en Terres de l’Ebre. En la entrada del Poble Vell, junto a esa letra e, me encuentro con Maite Hernández y Andreu Caralt, de Terra Enllà. Desde el año 2014, proponen rutas por Terres de l’Ebre para conocer los espacios históricos de la batalla decisiva de la Guerra Civil, de aquellos 115 días que marcaron a tanta gente. En los principales bloques con los que estructuran sus rutas temáticas hay una palabra que se repite como un mantra, memoria: Rutas de memoria y vino, Senderos de memoria y mantel, Kayak & Memory. En la ruta llamada Vinos en la trinchera fusionan la historia y el vino de Corbera d’Ebre, en colaboración con el productor local Celler Frisach.

Paseando por el pueblo y en el interior de la iglesia de Sant Pere, Maite y Andreu nos hablan de cómo vivían los soldados, de los movimientos estratégicos de las tropas, del salvoconducto que se necesitaba para entrar y salir del pueblo, del papel de la leva de los biberones. Andreu es el autor del libro 3.669 biberons, disponible online en este enlace. En el inicio del prólogo hay una frase de Pere Cornellà, uno de aquellos imberbes: «Era primavera y la muerte ya nos rondaba», una frase que sería poética si no fuera tan trágica. Durante la ruta también conocemos que lo de “Pueblo Viejo” es un invento reciente, los habitantes del pueblo conocían a aquella zona, hoy en ruinas, como “La montera”, y que el pueblo no fue arrasado completamente por la legión Cóndor; de hecho, los bisabuelos de Andreu vivieron en una casa, pegada a la iglesia, hasta el año 1963.




Para la segunda parte de la visita nos trasladamos hasta la Cota 402, donde nos recibe Francesc del Celler Frisach. «Prefiero explicar mis vinos fuera de la bodega, donde no hay más que acero y madera, como en cualquier otra. Al hecho de que estemos en un espacio histórico, se unen las vistas de la mitad de la comarca de la Terra Alta, incluyendo las sierras de Pàndols y de Cavalls, y el viñedo de donde sale uno de los vinos que vamos a probar», explica Francesc. También conocemos la particularidad de algunos de los nombres de las tierras que desde allí se ven, como la Finca del Quart o la Olivera de l’hora, porque ese es el tiempo que se tarda en llegar desde el pueblo.

Otras de las personas que están trabajando contra el olvido son las que componen el grupo de recreación histórica Ejército del Ebro, que nació por el interés de algo más de una veintena de apasionados por la historia en general y la Guerra Civil en particular. Entre sus actividades, que aunque no tienen un calendario fijo son convenientemente anunciadas en su página de Facebook, están las recreaciones de batallas, las exposiciones itinerantes en las que muestran ropa original, entre otros objetos de coleccionista; las apariciones en documentales o series como Pa Negre o películas como Incerta Glória. Disponen incluso de un camión Ford AA de 1928 con el que han hecho desfiles para mostrar uniformes, en los que sonaban canciones de época o poesía de guerra de autores como Machado, Hernández o Lorca.
Joan Querol, presidente del grupo, me cuenta que habiendo tantas familias marcadas por la guerra —su propio abuelo estuvo en prisión— es imprescindible mantener viva la memoria. «Nosotros tratamos de mostrar la Guerra Civil en color. Hay interés en saber cómo vivían, cómo lo pasaron. Es una etapa de la historia de este país que no se ha explicado bien, porque la historia la cuentan siempre los ganadores. Queremos acercar a la gente lo que pasó, no desde un punto de vista dramático sino didáctico».


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