El otro día una persona me comentaba que estaba buscando un libro ilustrado con imágenes de diferentes lugares del mundo. Su interés no era otro que el de viajar, pero no de manera física, ya que no podía, si no de manera visual y/o mental, que era como lo venía haciendo últimamente. Me comentaba que otras veces lo hacía leyendo libros de viajeros que narran sus periplos por diferentes lugares y culturas. Lo importante no es la manera sino el hecho ya que cada uno viaja como quiere o puede. Una de ellas y como lo hace esta persona es desde el sofá de casa y con un libro entre las manos. Hay una modalidad que mezcla lo visual con lo narrativo y es un género que cada día gana más adeptos: el de las novelas gráficas. Emparentadas con el cómic, su dibujo no suele ser tan refinado —sin que por eso pierda detallismo— y normalmente es en blanco y negro. A continuación muestro una selección de novelas gráficas con temática viajera, trasfondo histórico y social, o asociadas a diferentes conflictos.
En el ámbito de obras que narran viajes y experiencias viajeras, hay diversos autores destacados. Craig Thompson es el autor de Cuaderno de viaje (Astiberri, 2006), un trabajo que describe sus vivencias durante los tres meses que viajó entre Europa y Marruecos, y que le inspiraron para la creación de este documento visual. Otro autor a tener en cuenta es Javier De Isusi, quien recorrió Sudamérica de norte a sur a lo largo de todo un año. Su particular visión de aquel viaje se plasmó en la tetralogía Los viajes de Juan sin Tierra. El primer volumen de la colección y con el que gano el premio La Cárcel de Papel 2005 es La pipa de Marcos (Astiberri, 2005), y está centrado en México. Los otros tres también son interesantes: La isla de Nunca Jamás (Astiberri, 2006) relata su paso por Nicaragua; en Río Loco (Astiberri, 2009) se adentra en la selva amazónica ecuatoriana y peruana, y pone fin a la serie con En la tierra de los sin tierra (Astiberri, 2010) en Brasil, tras más de siete años de creación.
Un creador especialmente divertido es Liniers, un argentino que se representa a sí mismo como un conejo y que explica de manera personal una serie de anécdotas que ha vivido o presenciado a lo largo de sus viajes. Por el momento solo ha publicado un libro con temática estrictamente viajera, Conejo de viaje (Mondadori, 2008).
Un autor que se mueve a caballo entre varios géneros y temáticas es Jiro Taniguchi, que cuenta grandes historias con un trazo muy detallista. Hay que destacar entre sus obras La cumbre de los dioses (Ponent Món, 2007-2008) que consta de cinco volúmenes y es un relato centrado en el ámbito del alpinismo pero que aborda situaciones y emociones extrapolables a la vida en general. La serie La época de Botchan (Ponent Món, 2005-2008) con un total de siete volúmenes, retrata la sociedad japonesa del final de la era Meiji, cuando el país empezó a abrirse al mundo occidental. En el libro El gourmet solitario (Astiberri, 2010) donde hizo una colaboración con Masayuki Kusumi, seguimos los pasos de un hombre solitario que se va moviendo por Tokio y otras ciudades niponas visitando a sus clientes gracias a su trabajo. Pero lo importante de la historia es el momento de la comida donde nos muestran un amplio abanico de platos de la cocina tradicional japonesa. Recientemente ha publicado dos trabajos más: Los guardianes del Louvre (Ponent Món, 2015) —donde el autor nos muestra a un dibujante japonés que después de hacer un viaje a Europa decide quedarse en París para poder visitar los museos de la ciudad, centrándose en el museo del Louvre— y Un zoo en invierno (Ponent Món, 2015), donde Taniguchi nos recuerda sus inicios como dibujante de manga en el Tokio de los años 60.
Si nos centramos en hechos histórico-sociales o en conflicto, un referente notable es Joe Sacco, quien ha publicado varias obras, como Palestina: en la franja de Gaza y Gorazde, zona protegida, ambos reeditados recientemente (Planeta DeAgostini, 2015). Estos dos son sus títulos más significativos pero no hay que olvidarse de El mediador. Una historia de Sarajevo (Planeta DeAgostini, 2003) y El final de la guerra. Reseñas biográficas de Bosnia, 1995-96 (Planeta DeAgostini, 2006) dos trabajos en los que regresa a los Balcanes. Apuntes de un derrotista (Planeta DeAgostini, 2006), parte documental de viajes y parte autobiografía, hace un repaso de trabajos anteriores.
Notas al pie de Gaza (Reservoir Books, 2010) sirvió a Joe Sacco para recordar los hechos ocurridos en 1956 en la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la franja de Gaza, donde más de 100 palestinos fueron asesinados por el ejército israelí. En Reportajes (Reservoir Books, 2012) nos sacude con diferentes historias. Un juicio a un doctor serbio acusado de genocidio en el Tribunal Internacional de La Haya; un breve recuerdo a su libro sobre Palestina; Chechenia y la condición de las mujeres refugiadas en la ciudad de Ingouchie; la guerra de Irak entre soldados iraquíes y americanos; las reacciones de los malteses acerca de la migración africana que en Malta, su país natal, son conocidos bajo el nombre de Indeseables y para acabar narra su viaje a la India, concretamente a la región de Kushinagar, donde conoce a los dalits, los llamados “intocables”, el escalón más bajo en el sistema de castas.
La Gran Guerra (Mondadori, 2014) es pura creación y un trabajo asombroso ya que en una sola lámina de más de siete metros es capaz de contar los acontecimientos ocurridos en el primer día de la batalla del Somme entre Gran Bretaña y Francia, el 1 de julio de 1916. En Yonqui de guerra (ECC Comics, 2015) nos ofrece una recopilación a nivel autobiográfico de este diario de viajes, satírico y con la dosis de denuncia que nos tiene acostumbrados. En su última novela Días de destrucción, días de revueltas (Planeta DeAgostini, 2015) Joe Sacco se unió al ganador del premio Pulitzer 2010, Chris Hedges, para hacer un trabajo de investigación sobre las zonas sacrificadas en territorios estadounidenses a favor de la economía, el progreso y el desarrollo económico.
Otro autor destacado es el canadiense Guy Delisle, quien rápidamente consiguió hacerse un nombre y captar el interés del público. Shenzhen (Astiberri, 2001) describe la transformación de esta ciudad china, que paso de tener 30.000 habitantes en 1980 a 10 millones y medio en la actualidad; Pyongyang (Astiberri, 2003), su segunda novela, narra la vida en Corea del Norte, el día a día bajo un régimen cerrado al exterior. En Crónicas birmanas (Astiberri, 2008) y Crónicas de Jerusalén (Astiberri, 2011) explica la experiencia de los años que estuvo en Rangún, la capital de Myanmar y en Jerusalén, siguiendo el trabajo de su mujer con Médicos Sin Fronteras.
Marjane Satrapi es una autora fundamental dentro de la cultura iraní y su obra Persépolis (Norma Editorial, 2002) describe la existencia en un país siempre amenazado por la guerra. Otro relato de la misma autora es Bordados (Norma Editorial, 2004), que introduce al lector en la sociedad iraní a través de las vivencias de sus mujeres. Los autores Amir y Khalil, también iraníes, nos trasladan con El paraíso de Zahra (Norma Editorial, 2011) al Irán del 2009, donde el joven Mehdi de 19 años desaparece en Teherán durante las manifestaciones de protesta contra el fraude de las elecciones gubernamentales. Parsua Bashi, inmigrante iraní que vive en Suiza, en su obra Nylon Road (Norma Editorial, 2009) hace un repaso a su vida personal.
En Donde la tierra arde (Norma Editorial, 2012) los autores italianos Giuseppe Galeani y Paola Cannatella nos introducen en el mundo del periodismo de guerra narrando unos hechos reales ocurridos en Afganistán y centrándose en la periodista Maria Grazia, la cual decide ir al país para poder llegar a la primera línea e informar de los sucesos. El 19 de noviembre de 2001 un grupo de periodistas son asesinados en la carretera de Kabul. Entre los muertos cabe destacar a la propia Maria Grazia y Julio Fuentes, periodista de guerra del diario El Mundo y compañero de Arturo Pérez-Reverte, quién prologa este libro.
El Huésped (Norma Editorial, 2011) del autor Jacques Ferrandez, está centrada en Argelia y nos muestra una historia de silencio y a la vez de compañerismo cuando un profesor francés recibe la visita de un argelino al que debe acompañar hasta el lugar de su ejecución. El libro incluye un prefacio de Boualem Sansal, funcionario del Ministerio de Industria de Argelia.
El escritor argelino Mohammed Moulessehoul, —que adoptó el seudónimo femenino de Yasmina Khadra y por el que es más conocido tras ver cómo la censura argelina le cerraba las puertas a sus novelas— nos presenta El Atentado (Alianza Editorial, 2015). La novela gráfica es una adaptación de Loïc Dauvillier y del ilustrador Glen Chapron y nos cuenta la vida de un cirujano palestino que trabaja en un hospital de Tel Aviv en el momento en que se produce un atentado y donde la presunta autora es su mujer, creando un conflicto personal y laboral, donde pasa de un día a otro a ser tratado como un traidor.
La autora estadounidense Sarah Glidden en su libro Una judía americana perdida en Israel (Norma Editorial, 2011) se aprovechó en marzo del 2007 del programa “Derecho de nacimiento”, el cual ofrece a todos los judíos del mundo una visita a Israel con todo pagado, para poder contrastar sus ideas preconcebidas sobre el conflicto israelí-palestino.
En 2009 Norma Editorial creó la colección Graphic Journal con la idea de unir la novela gráfica y el periodismo de denuncia, centrándose en lugares concretos y en momentos determinados. Hasta ahora han publicado cinco títulos. El siciliano Claudio Stassi, en sus obras Brancaccio (2009) y Por eso me llamo Giovanni (2011), cuenta la vida y situación de la isla de Sicilia con el trasfondo de la mafia y el juez Falcone. Los Hijos de Octubre (2009) del autor ruso Nikolai Maslov, retrata la realidad social en la que están sumergidos los países de la antigua URSS. Martin Lemelman —criado en Brooklyn, aunque reside en Allentown, Pennsylvania— nos narra en La Hija de Mendel (2010) los recuerdos de su madre en la Polonia de los años 30 y la posterior huida de los nazis. La autora belga Judith Vanistendael, con su trabajo Sofía y el Negro (2010), trata de forma clara el tema de la situación de los refugiados y la burocracia a la hora de poder conseguir asilo. También nos muestra los prejuicios de la propia familia cuando una chica se enamora de un inmigrante togolés. Por esta novela gráfica fue nominada a Mejor Obra en el Festival de Angoulême 2010.
Norma Editorial también ha publicado la serie Aya de Yopougon (2007-2011), de los autores Clément Obrerie y Marguerite Abouet. Hasta la fecha han aparecido seis volúmenes que se centran en el día a día de la vida en el barrio de Yopougon en Costa de Marfil.
Un clásico a resaltar es Maus (Planeta DeAgostini, 2001 y Reservoir Books, 2014), del americano Art Spiegelman. Es la única novela gráfica que, hasta ahora, ha ganado un premio Pulitzer (1992). En ella el autor narra la historia de su padre Vladek Spiegelman, un judío polaco durante la ocupación nazi y su paso por el campo de concentración de Auschwitz. Sorprende la curiosa visión de Art para los personajes, donde los nazis eran representados por gatos, los judíos por ratones (maus en alemán significa ratón), los polacos como cerdos, los franceses como ranas, los suecos como ciervos, los americanos como perros y los ingleses como peces. Jugando entre pasado y presente se reviven las complicadas relaciones entre padre e hijo.
Sobre este gran libro el escritor Umberto Eco dijo: “Lo cierto es que Maus es un libro que no se puede dejar de leer, ni siquiera para ir a dormir. Cuando dos de los ratones hablan de amor, te conmueven; cuando sufren, lloras. Poco a poco, a través de este pequeño cuento que incluye sufrimiento, humor y la superación de las pruebas de la vida cotidiana, quedas cautivado por el lenguaje de esta vieja familia del Este de Europa y atrapado por su ritmo gradual e hipnótico. Cuando terminas Maus te da pena haber abandonado este mundo mágico (suspiras por la secuela que te hará regresar…)”
Más tarde se publicó MetaMaus (Reservoir Books, 2012), catalogado como un viaje al interior de un clásico moderno.
Por último, hay que destacar dos obras excelentes y que cada una de ellas consta de cuatro volúmenes. La primera y no por eso la más importante, es Ikkyu (Glénat, 2004) de Hisashi Sakaguchi, quien expone con sencillez los conceptos fundamentales del budismo a través de ese personaje histórico del Japón del siglo XIV. La segunda es Pies descalzos (DeBolsillo, 2015-2016) del autor Keiji Nakazawa. Tenía seis años cuando estalló la bomba atómica y toda su familia, excepto su madre, murió ese día. Se trasladó a vivir a Tokio donde se fue ganando la vida como dibujante de manga y poco a poco empezó a crear obras en torno a lo sucedido. La parte más importante es esta serie de casi 3.000 páginas donde el protagonista es Gen, un niño que consigue sobrevivir al terror. Esta tetralogía no solamente nos muestra los efectos de la bomba atómica sino también la supervivencia y un recuerdo a toda la gente que logro superar aquel momento trágico. A lo largo de la historia vemos a gente que intenta superar sus miedos como pueden, otros que día a día ven su imagen en el espejo y no consiguen olvidar, los hay que para no pensar en problemas empiezan a ingresar en la yakuza, gente que sufre graves enfermedades debido a la radiación, para muchos de ellos la guerra no ha terminado, sino que conviven con ella a diario.
El propio autor Keiji Nakazawa dijo: «Me gusta pensar que leer Pies descalzos ha ayudado a la gente a ser más consciente del horror de la guerra y de la bomba, así como del peligro de coartar la libertad de expresión.»
Esto sólo ha sido un breve repaso por el mundo de la novela gráfica. Como decía al inicio, centrado en el viaje, los conflictos y las situaciones cotidianas de algún lugar del mundo. Hay muchísimos más títulos y os invito a que los descubráis. Seguramente mucha gente echará de menos a Hergé con su clásico Tintin o a Hugo Pratt y su inseparable amigo Corto Maltés, pero es que, aunque soy un gran fan de ellos (más del segundo que del primero), no los considero novela gráfica, que era el propósito de este artículo, sino cómic.
1 Comment