En la región de Finnmark habita el pueblo sami, gente de cultura ancestral con lengua y parlamento propio. Se cree que los samis son los aborígenes de Escandinavia. Con el paso del tiempo fueron derivando del chamanismo que practicaban —les llevó a ser definidos como socialmente peligrosos— a un luteranismo que, Dios mediante, era mucho más integrador y conveniente. Cerca de Alta hay un pequeño asentamiento abierto a las visitas turísticas, una especie de centro de interpretación donde podemos conocer los rasgos más característicos de los mal llamados lapones. Conviene tener en cuenta que la palabra lapón es un exónimo y lo correcto es referirse a ellos como samis.
Los samis se extienden a lo largo de la zona norte de Noruega, Suecia y Finlandia, así como por la península de Kola en Rusia, pero el núcleo más importante —en torno al 60-70% de los 80.000 contabilizados— se encuentra en Noruega. Las poblaciones con más presencia sami son Kaukoteino y Karaskoj. Sólo una pequeña parte sigue viviendo del modo tradicional, como trashumantes dedicados al pastoreo de renos y la pesca, trabajos a los que hoy día han incorporado vehículos a motor y GPS.
Del resto hay una parte que ha recibido a los turistas con los brazos abiertos. Como Johan y Berit en el Boazo Sami Siida. Mientras Berit acaba de cocinar un estofado de reno delicioso, en el exterior del lavvu, la tienda tradicional sami, podemos conocer algo más de los renos y tratar de expiar las culpas por estar a punto de repetir ración de estofado. En un intento de romper el hielo con Johan, recuerdo que le comenté algo acerca de la cantidad de nieve que había acumulada, como cuando aquí hablamos del tiempo para forzar el inicio de una conversación. Johan me miró, meditó un largo rato y acabó vendiendo caro un lacónico: “¿Qué tipo de nieve?”
Los samis utilizan decenas de palabras para referirse a los diferentes tipos de nieve que son capaces de identificar y otras tantas palabras para los renos.
De vuelta a la tienda, Johan entonó un yoik, la canción popular sami. Un monótono quejido recorrió el campamento mientras pensé en el privilegio que era estar allí sentado, disfrutando de la hospitalidad del pueblo sami, compartiendo una taza de café hecho en la hoguera y un pedazo de bizcocho con pasas y canela.
Si quieres más información del invierno y la aurora boreal en Noruega visita esta página de Visit Norway.
Hola Rafael,
Soy Camila Werner y te escribo de Altaïr Magazine, una revista online de cultura viajera. Nos interesa profundamente poder publicar algo de la cultura sami. Quisiera saber, ¿estas fotos publicadas son tuyas? Y por otra parte, esto es todo el texto? Lo digo porque en la revista la parte escrita es bastante amplia y quizás la historia con los samis continúa. ALgo que sería muy interesante para seguir leyendo.
Por favor comunícate conmigo si estás interesado,
saludos