Estos pasados días hemos estado recorriendo Valencia, viendo algunos de sus aspectos más destacados: gastronomía, la ciudad en bici, el comercio tradicional, la Albufera, sus más de dos milenios de Historia. Pero todavía hay más, te proponemos algunos planes no solo para que te guste Valencia sino para que llegues a quererla.
Siéntate a leer un libro junto a uno de los ventanales de la Lonja
Durante muchos años la entrada a la Lonja de la Seda ha sido gratuita. Ahora se paga. Son sólo dos euros, pero nos parece motivo suficiente para tratar de disfrutar al máximo una estancia que no va medida en tiempo como pasa en algunos grandes monumentos sino por la prisa que tengamos. Llévate un libro, busca un rincón junto a uno de los enormes ventanales rematados con calado flamígero y siéntate sobre la desnuda piedra. La luz que entra se vuelve difusa, propicia para la lectura. ¿Qué tal algún libro sobre la Ruta de la Seda aprovechando que Valencia es Ciudad de la Seda en 2016?
Compra flores en la plaza del Ayuntamiento
Aunque han sido reubicados en diversas ocasiones, los puestos de flores son parte indisoluble de la plaza del Ayuntamiento. En antiguas fotografías ya se puede ver a las vendedoras con sus delantales, frente a su pequeño quiosco. ¿Cuántas pedidas de mano, cumpleaños y celebraciones habrán visto los ramos vendidos allí? Acércate a uno de los puestos, charla sobre lo divino y lo humano con la florista mientras te prepara tu pedido. Flores para regalar a alguien o para ti, ¿a quién no le gustan las flores? Flores por el simple capricho de desayunar con un ramo fresco sobre la mesa. Por cierto, echa un vistazo a la impresionante arquitectura de la plaza: el propio Ayuntamiento, el edificio de Correos o el edificio Almenar, bien merecen que levantemos la vista.
Busca sitio en una terraza
Estamos en el Mediterráneo, somos mediterráneos. Así que tras comer y dormir probablemente sea el “terraceo” el asunto en el que ocupamos más tiempo de nuestra vida. A la hora del aperitivo, para el café, la merienda o para la primera copa. Con tantas horas de sol, las terrazas valencianas están montadas casi todos los días del año. Si las horas invertidas en estos espacios, abrazados a enormes y heladas jarras de cerveza, no combaten el colesterol, cerca deben andar. Nos gustan las del Carmen, las de Ruzafa y mucho las de la Malvarrosa, mirando al mar.
Decimos sí al proselitismo duro, a la militancia radical: In mediterranean way of life we trust!
Ve en busca de estatuas de personajes famosos
En la ciudad hay cierta querencia por llenar de bronce parques y plazas. Hay estatuas dedicadas a Ribera, Jaume I, al poeta Llorente, al Marqués del Campo, a Sorolla o al Pelleter, entre otros muchos. Busca en Google los motivos por los que se ganaron presidir plaza o jardín. Así te irás de Valencia habiendo aprendido algo sobre los personajes que han escrito la historia de la ciudad.
Entra a cotillear al patio de un palacio
En tiempos de Jaime I el Conquistador, el gótico se impuso en lo religioso, lo que quiere decir que se construyó encima de los cimientos musulmanes que antes habían crecido sobre los visigóticos, pero también en la arquitectura civil. Durante el Siglo de Oro valenciano es cuando el gótico nos dejó sus mejores edificios: las Atarazanas del Grao, el Palacio de la Generalitat, las torres de Quart y las de Serranos, y la Lonja de la Seda con su espectacular bosque de columnas. En la calle Cavallers aún se mantienen en pie algunos palacios, muchas veces mantienen la puerta principal abierta y es posible echar un fugaz vistazo. Es el caso del palacio de los Mercader, uno de nuestros preferidos, el de los Condes de Alpuente, el de los Condes de Oliva o el de Malferit, que permite una visita más completa porque alberga el museo de los Soldaditos de Plomo. A la calle Cavallers le cantó María del Mar Bonet en Alenar: A València hi ha un carrer / que té geranis i sombres, / humitats i tenebrors / saliva i enteniment. / Si voleu saber quin és: / el carrer dels Cavallers. (En Valencia hay una calle / que tiene geranios y sombras, / humedades y tinieblas / saliva y entendimiento. / Si queréis saber cuál es: / la calle Cavallers).
Date a la vida contemplativa en un jardín
Valencia no es un ciudad con una media alta de zona verde cabeza, pero sí tiene algunos jardines de una calidad extraordinaria. Están los Jardines del Real, también conocidos como de Viveros, que fueron práctico huerto antes que elegante jardín. Los de Monforte de estilo neoclásico, los de nombre literario como Polifilo o con ficus gigantes, de cuarenta metros de diámetro en la copa, como los de la Glorieta. Por otro lado tenemos espacios revitalizados, el más destacado es el parque de Cabecera, un lugar que pasó de lugar de reunión de yonquis a espacio de asueto, donde es fácil ver a las familias dando de comer a los patos. El jardín Botánico está haciendo un destacado trabajo de recuperación, conservación y a la vez didáctico con las especies raras, endémicas o amenazadas de la flora mediterránea.
Cruza puentes sobre al antiguo cauce del Turia
El 14 de octubre de 1957, unas brutales precipitaciones causaron el desbordamiento del río Turia con trágicas consecuencias para Valencia. La puesta en marcha del Plan Sur desvió el cauce del río Turia, dejando en el antiguo trazado el parque más grande y visitado de España en la actualidad. El antiguo cauce del Turia está cruzado por puentes de distinta edad y condición. La peineta de Calatrava, el de las Flores, el de Madera, Serranos, del Real, de las Flores, del Ángel Custodio, del Reino, de l’Assut d’Or o, dada la querencia de esta tierra a poner motes, el puente jamonero. Cruzar por todos esos puentes supone un estupendo ejercicio de observación arquitectónica.
Sigue la ruta de la arquitectura modernista
El modernismo de Valencia juega con lo ecléctico y cierta tendencia al barroquismo. Valencia es una de las ciudades españolas con mayor y mejor muestra de un estilo arquitectónico que llamó a sus puertas en las primeras décadas del siglo XX, cuando en Europa ya miraban hacia el Art Decó. Los arquitectos Demetrio Ribes, Francisco Mora o José María Manuel Cortina, entre otros, fueron los encargados de la ampliación de la ciudad más allá de sus murallas. Algunos edificios imprescindibles son la estación del Norte, los mercados de Colón y el Central y la casa del Punt de Ganxo. También encontramos notables edificios en las calles Colón y Gran Vía Marqués del Turia.
Valencia bien vale una misa
Hace poco nos despertábamos con la noticia de la finalización de los trabajos de restauración de la iglesia de San Nicolás, que ha recuperado valiosos frescos del siglo XVII. Hay muchos otros espacios religiosos de gran valor: la Catedral con el Santo Cáliz, la devoción a la Virgen de los Desamparados, la de Santa Catalina donde bautizaron a Sorolla y la de San Martín donde se casó el pintor, la de Santa María del Mar en la que es posible ver alguna misa cantada, acompañada del sonido de una guitarra; el Real Convento de Santo Domingo de aire marcial, los Santos Juanes con su espectacular fachada trasera en estilo barroco. Pero por encima de todas, la intimidad del Patriarca y su misa con cantos gregorianos.
Sube al tranvía a la Malvarrosa
A la Malvarrosa llega un tranvía que ya no es, ni mucho menos, el de Manuel Vicent. Todas las ciudades tienen su libro, un libro que acaba siendo su mejor guía. En este caso es Tranvía a la Malvarrosa, la novela de Manuel Vicent. El cabaret Rosales ya no existe, tampoco su sabor a fresa y esencia de amoniaco. Gracia Imperio ya no actúa en el Ruzafa ni Silvana Mangano despierta pasiones en la pantalla, pero muchas de las páginas todavía pueden ser pisadas y son reconocibles en la actual Valencia. Cada página una calle. Allí está la Estación del Norte y su altivez modernista, el recorrido hasta el hotel Inglés y algún que otro huertano endomingado y señoras de funcionario con abrigos de astracán saliendo de la Catedral. Cuánto hemos querido que se parezcan nuestras vidas al viaje iniciático de Manuel, cuántas veces hemos deseado dejarnos el bañador en unos matorrales de la playa donde los pescadores eran los primeros en llegar con sus sillas de tijera.
Más información en la página de Turismo de Valencia.
Leave a Comment