Cuando viajo me gusta caminar, prefiero recorrer la calles de las ciudades a explorar los interiores. Pero en todos mis viajes a Nueva York no me he podido resistir a hacer una visita al MoMA.
El MoMA es un museo pequeño comparado, sin ir más lejos, con el Metropolitan, pero aún así hay que dedicarle tiempo si queremos sacar partido a la visita. Tiene una colección permanente que ocupa un poco más de la mitad de la superficie y la otra mitad la utilizan para exposiciones temporales. De esta forma, nunca te cansas de visitarlo.
La entrada es cara, 25 dólares (precio de diciembre 2013), pero si visitas la ciudad durante varios días conviene comprar alguno de los pases que combinan varias atracciones. Siempre he optado por el CityPass. La audioguía es gratuita y para mi sorpresa era un iPod. Si no te gusta cargar con un aparato, también puedes optar por usar tu teléfono móvil conectando con la propia red del museo, aunque la cobertura de la wifi abierta no es tan buena como la que usan las audioguías.
En mi última y muy reciente visita a Nueva York, el pronóstico del tiempo era nieve y no falló. Así que decidí pasar todo el día en el museo, desde casi las 11 hasta las 17.30 cuando cierran.
La Danza, Matisse, 1909
En la audioguía del museo citaban a Matisse: «Supongamos que quiero pintar el cuerpo de una mujer. Voy a condensar el significado de ese cuerpo, buscando sus líneas esenciales. El encanto será menos aparente a primera vista, pero con el tiempo debe surgir de la nueva imagen que tendrá un significado más amplio, más plenamente humano».
En ese momento una mujer muy atractiva cruzó por delante de mí y decidí que la visita sería diferente a la de anteriores ocasiones: iba a jugar con el significado de las pinturas.
Mujer ante el espejo, Picasso, 1931
De este cuadro se dicen muchas cosas, lo más impresionante que he escuchado es la opinión de los niños en el programa Un color nou, una serie cultural sobre la mirada de cinco grupos de niños de Ecuador, Burkina Faso, Marruecos, Cataluña y China. Tal vez la más impactante es la de Liu Meiyi en el minuto 19. «Ella es una madre que abraza a su bebé. Están fuera de la pared. La madre se ha lastimado en la cara y está sangrando. El bebé también está herido. Porque en aquella época, en la antigüedad, el Rey dijo que habían cometido un delito y les castigó. Cuando veo este cuadro me pongo muy triste, porque madre e hijo son muy desgraciados. Siento pena por ellos».
Picasso dijo: «¿Qué queremos pintar, lo que hay en la cara, lo que hay dentro de la cara, o lo que hay detrás de ella?»
Gun with Hand #1, Celmins, 1964
Una amiga de Celmins le pidió que guardara un revolver mientras se mudaba. Celmins lo tuvo en el estudio durante meses hasta que alguien le preguntó por qué no lo cogía. Entonces empezó a fotografiarlo. Ella dice que es la pintura de un objeto y que fue la primera vez que se aproximó a la temática de la violencia en su pintura.
Dinamismo de un jugador de fútbol, Boccioni, 1913
Boccioni expresó como pocos el movimiento de las formas. Su obra tiene claras influencias cubistas, pero él siempre dijo que esa corriente artística era estática en exceso. Mediante el uso de los colores complementarios y evitando la línea recta, consiguió dotar de dinamismo a sus cuadros, llegó a sugerir con plena eficacia el movimiento en el espacio. Dos obras que lo muestran perfectamente son Dinamismo de un ciclista (Dinamismo di un ciclista, 1913) y Dinamismo de un jugador de fútbol (Dinamismo di un giocatore di calcio, 1911).
Edward Ruscha. OOF. 1962
La onomatopeya «oof» es usada en las tiras cómicas de lengua inglesa cuando un personaje recibe un golpe en el estómago. Ed Ruscha trabajó la idea de las «palabras líquidas», sobre todo monosilábos, trasladadas a pinturas.
El mundo de Cristina, Wyeth, 1948
Cristina, la vecina de Wyeth, sufría de una limitación física que le impedía mover piernas y brazos. Wyeth la pintó sola y desvalida en un páramo sin árboles, totalmente alejada de la casa para expresar la extraordinaria conquista de la vida de Cristina, vida que muchos daban por perdida.
Edward Hopper. New York Movie. 1939
En la pintura New York Movie vemos el cuadro dividido en dos partes. En la izquierda una sala de cine, una película en blanco y negro que ilumina las figuras de unos pocos espectadores. En la derecha la acomodadora de uniforme absorta en sus pensamientos, transportada a otro lugar, como los espectadores de la película.
Todas estas pinturas son parte de la colección permanente, por lo que si visitas el museo seguramente las podrás ver. New York Movie está dentro de la exposición temporal American Modern: Hopper to O'Keeffe que termina el 26 de enero, pero recuerdo haberla visto antes en las salas permanentes.
Hasta el 24 de marzo de 2014, si eres amante de la fotografía, también podrás ver la exposición Walker Evans American Photographs, con algunas copias de época muy interesantes.
Muchas gracias. Has sido de gran ayuda.