Entrar en Boudhanath es entrar en un pedazo del Tibet, un pedazo del Tibet en territorio nepalí. El comercio de la sal trajo a los tibetanos hasta Boudhanath. Tras cruzar la cordillera del Himalaya llegaban al estupa para intercambiar la sal y obtener lana y otros productos. Muchos de estos comerciantes destinaban un día a reponer fuerzas y meditar en Boudhanath. Así se fue construyendo el pueblo que envuelve el gran estupa. Actualmente, en algunas de sus calles adyacentes, es posible encontrar una gran variedad de productos procedentes del Tibet, como la mantequilla de yak, o incluso de China, como las setas shiitake.


Debido a la gran cantidad de refugiados tibetanos que fueron llegando a Boudhanath, hay más de cincuenta monasterios o gompas, rodeando el estupa, que forman parte del pueblo del mismo nombre. Uno de los más importantes es el de Shechen. En el monasterio viven 500 monjes procedentes de distintos puntos del Himalaya. Cuenta con una escuela para novicios —si os acercáis sobre las cuatro o cuatro y media de la tarde podréis ver cómo algunos juegan al futbol mientras otros toman el té— y una academia de arte tradicional tibetano dónde aprenden a pintar thangkas, unas telas que recuerdan un pergamino, generalmente de seda y pintadas a mano. Los thangkas se utilizan para ayudar a los practicantes budistas en su meditación.
Junto al monasterio hay un alojamiento modesto, estilo guesthouse, que permite a turistas y peregrinos estar en contacto más directo con los habitantes de Sechen y conocer de primera mano la vida monástica.
Casi por accidente, antes de acabar mi paseo por Sechen, decido entrar en el edificio que alberga el templo principal. En un lateral de una sala inmensa, cuatro jóvenes monjes elaboran con sumo cuidado un mandala o khil-khor —como se conocen en tibetano— de arena. Los mandalas de arena son dibujos sobre una tabla de madera que se rellenan con arena fina de mármol teñida de distintos colores. Para dibujar y pintar se emplea un estrecho cono de cobre que contiene pequeños orificios en uno de sus lados y que se frota con una varita metálica. La vibración producida por la varita hace que la arena salga por el orificio del extremo del cono permitiendo dibujar líneas con gran precisión.
Debido al fuerte terremoto que tuvo lugar en abril de 2015, y que afectó a varios de sus edificios, todavía se realizan obras de reparación en Sechen, así como en otros monasterios ubicados alrededor del estupa de Boudhanath. Con la lección aprendida, muchos de ellos, el de Shechen incluido, tendrán una estructura reforzada anti-seísmo a partir de ahora.
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