Una ruta por el sur de Baviera, en Alemania, nos permite acercarnos a diferentes paisajes y ecosistemas: lagos, montañas, humedales, bosques y zonas cenagosas. En Kamaleon hemos preparado una guía con nuestras actividades preferidas, todas testadas, para disfrutar de los mejores lugares de la naturaleza bávara.
1. Dar la vuelta al Chiemsee en bicicleta
Si no contamos el Bodensee, que pertenece en parte a otro estado, podemos decir que el Chiemsee es el mayor lago de Baviera. Existen tres caminos que lo circundan, dos para bicicletas y otro adaptado para senderistas y para la práctica del nordic walking. La vuelta completa —de unos 70 kilómetros— atraviesa campos de cultivo, bosques de ribera y humedales protegidos donde anidan varias especies de anátidas. En las localidades de Prien am Chiemsee y Chieming se pueden alquilar bicicletas. A lo largo de todo el perímetro existen puntos de recarga para quienes opten por la bici eléctrica.
2. Recorrer la garganta de Wimbach
Fueron los leñadores los primeros en aventurarse por esta garganta labrada por el río Wimbach en la zona, actualmente protegida, del Parque Nacional Berchtesgaden. La región ha sido visitada, desde principios del siglo XIX, por numerosos paisajistas y pintores románticos; la belleza del cañón no pasó desapercibida para los artistas. En 1847, se abrió un puente para que los visitantes pudieran acceder a la garganta y en la actualidad se puede recorrer íntegramente gracias a un sistema de pasarelas de madera.
3. Hacer senderismo por las montañas de Reit Im Winkl
Muy popular entre los propios alemanes pero apenas conocido por los de fuera, la meseta de Hemmersuppenalm ofrece numerosas opciones para caminar en altura con vistas a la zona austríaca del Hohe Tauern y al lago Chiemsee. Muchas de las excursiones parten de la tradicional cabaña Hindenburg, situada a 1.200 metros de altitud, a la que se puede llegar a pie o en autobús desde la localidad de Reit im Winkl. Los fines de semana en Hindenburghütte la música y el folclore bávaros se consumen con la misma pasión que las jarras de cerveza.
4. Seguir la ruta de los pintores en Murnau
Por sus especiales condiciones lumínicas y por la azulada tonalidad de sus lagos, el entorno de Murnau fue bautizado como Das Blaue Land (la tierra azul). Muchos pintores captaron la sutileza cromática de estos paisajes y visitaron la región o se asentaron en ella para plasmarla en sus lienzos; este movimiento artístico pasaría a la historia como Der Blauer Reiter. Los más prolíficos fueron Wassily Kandinsky y su compañera Gabriele Münter, cuyos pasos pueden seguirse por distintos rincones de Murnau, entre ellos la que fuera su residencia y el Schlossmuseum, donde se exhiben algunas de sus obras.
5. Subir a una barca eléctrica para cruzar el Königssee
Puede parecer una “turistada” en toda regla, pero lo cierto es que para conocer de cerca el entorno de este lago alpino no queda más remedio que subirse a uno de los botes eléctricos que surcan sus aguas. Las escarpadas paredes que abrazan el Königssee le hacen parecer un fiordo y sus orillas —excepto por escasas excepciones que implican varias horas de caminata— son inaccesibles desde tierra. El Königsee forma parte del Parque Nacional de Berchtesgaden.
6. Observar aves
El Sur de Baviera, con sus numerosos lagos, resulta un lugar muy propicio para la observación de aves acuáticas. Existen varias zonas protegidas inscritas en la Convención de Ramsar que están catalogadas como Humedales de Importancia Internacional. Entre ellas la desembocadura del río Tirolen Achen en el Chiemsee (que concentra más de 20.000 aves acuáticas en invierno) y las zonas húmedas del Ammersee y del Starnberger See entre otros. Algunas de las especies que pueden observarse son el porrón moñudo (Aythya fuligula), la serreta grande (Mergus merganser), el pato colorado (Netta rufina), el ánsar común (Anser anser) y el zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), por mencionar solo algunas.
7. Probar el licor de genciana
En el Parque Nacional de Berchtesgaden encontramos la Gentiana pannonica, una planta de vistosas flores lilas que crece en altitud en las montañas de Europa Central. La familia Grassl empezó a destilar licor a partir de las raíces de esta planta en 1692 y todavía hoy lo continúan haciendo siguiendo métodos artesanales. Ellos son los únicos que tienen permitida la recolección de la genciana, en cantidades controladas, dentro del parque nacional.
8. Subir al Zugspitze, la montaña más alta de Alemania
Alcanzar sus 2.962 metros de altura dejó de ser una gesta deportiva en 1926, cuando se instaló un telecabina que cubría, en poco minutos, los 2.000 metros de desnivel que existen entre el Eibsee y la cumbre. El macizo del Zugspitze cuenta con tres de los cinco glaciares que conserva Alemania, el Höllentalferner y los Schneeferner del Sur y del Norte. Este último es esquiable durante los meses de invierno.
9. Desafiar al agua en la Garganta de Partnach
Desde comienzos del siglo XVII, la garganta de Partnach fue utilizada por la gente local para el transporte de la madera. Los troncos se lanzaban al río y desde unas pasarelas instaladas en las paredes del cañón, los trabajadores empujaban los maderos río abajo con la ayuda de pértigas. Partnach fue declarada monumento nacional en 1912 y desde entonces —con perdón del Zugspitze— este desfiladero es una de las atracciones naturales más populares en el entorno de Garmisch-Partenkirchen.
10. Visitar Fraueninsel (Isla de las Mujeres) y Herreninsel (Isla de los Hombres)
Luís II reinó en Baviera durante veintidós años antes de ser hallado muerto en extrañas circunstancias —ahogado en el lago Starnberg junto a su psiquiatra— en 1886. Le apodaron “el loco” por su carácter excéntrico y reservado, pero sobre todo por gastar la fortuna familiar en construir tres grandiosos castillos en Baviera, entre ellos el famosísimo Neuschwanstein. Otra de sus obras mastodónticas está en la isla Herreninsel, situada en el centro del Chiemsee, un castillo con ínfulas versallescas. El ferri que conduce hasta Herreninsel también recala en su isla hermana, Fraueninsel, donde se levanta un convento benedictino bastante más modesto y prosaico.
En el sur de Baviera podemos encontrar alojamientos de diferentes tipos, en entornos más urbanos o rodeados de naturaleza. Esta es la selección de hoteles en la que estuvimos durante el viaje, todos ellos recomendables.
Alpensport-Hotel Seimler*** (Maria am Berg 3-5. Berchtesgaden)
Situado a un paso del núcleo urbano y del centro de interpretación Haus der Berge, este acogedor hotel familiar resulta una perfecta base de operaciones para visitar el vecino Parque Nacional Berchtesgaden. Su restaurante ofrece un buen repertorio de especialidades bávaras.
Yachthotel Chiemsee**** (Harrasser Strasse, 49. Prien am Chiemsee)
Con una inmejorable ubicación a orillas del Chiemsee, sus amplias habitaciones ofrecen vistas al lago y a los vecinos Alpes. Cuenta con dos restaurantes principales, uno de ambientación y sabores tradicionales bávaros, y otro, situado en una terraza junto al lago, que ofrece cocina creativa.
El Yachthotel dispone de su propia marina.
Hotel Gut Steinbach***** (Steinbachweg, 10. Reit Im Winkl)
Rodeado de montañas en la apacible aldea de Reit Im Winkl, esta antigua granja alpina reformada es el último proyecto hotelero del conde bávaro Klaus Graf von Moltke. Arquitectura tradicional en madera, gastronomía de autor al más alto nivel y un proyecto que apuesta por la sostenibilidad y la protección al medio ambiente.
Hotel Klausenhof am Park*** (Burggraben, 10. Murnau)
Este hotel familiar situado en el centro de Murnau, pertenece al matrimonio Gilg, también propietarios de la vecina cervecera Griesbräu. La experiencia gastronómica en esta última viene en forma de típicas recetas bávaras como el codillo o el pato asado regados con cerveza de la casa.
Hotel Vier Jahreszeiten*** (Bahnhofstrasse, 23. Garmisch-Partenkirchen)
Ubicado en el corazón de la localidad de Garmisch-Partenkirchen, este hotel histórico está muy cerca de las principales atracciones de la zona como la garganta de Partnach, el trampolín de saltos de esquí, o el tren que conduce al Zugspitze, la montaña más alta de Alemania.
Para recorrer el sur de Baviera recomendamos alquilar un coche en el aeropuerto de Múnich y empezar la ruta por el punto más alejado, la ciudad de Berchtesgaden que se encuentra a unos 180 kilómetros del aeropuerto Franz Josef Strauss. Nosotros utilizamos los servicios de SIXT, que suele tener precios más competitivos que los de otras compañías de alquiler de vehículos. Como había disponibilidad, nos entregaron un coche con un maletero grande y navegador. Los trámites de recogida y entrega del vehículo fueron bastante ágiles. Para más información, condiciones y precios puedes consultar la web de la empresa.
Impresionante….!!!, muy bonito, muy buen trabajo….