El Zugspitze, con 2.962 metros, es la montaña más alta de los Alpes alemanes. Emprendemos un viaje por la red de senderos de Baviera con el objetivo de alcanzar el techo de Alemania, haciendo paradas para disfrutar de la cultura y de la gastronomía; teniendo encuentros fortuitos con diferentes especies de fauna y disfrutando de la flora que en el inicio del verano está en su mejor momento; practicando diferentes opciones de turismo activo para hacer una inmersión en el paisaje alpino de un modo sostenible; descansando en las cabañas y refugios de montaña de la Asociación Alpina Alemana. Estas son algunas de las cosas más destacadas de un viaje por los senderos de Baviera.
AlpspiX
Este mirador colgado sobre el abismo es uno de los lugares más espectaculares de los Alpes de Baviera. La subida hasta allí es exigente, con una ladera casi vertical en la que se dibuja un camino entre las pistas de esquí que va zigzagueando para salvar el desnivel. Para gente menos acostumbrada a caminar, se puede sustituir el ascenso por el teleférico del Alpspitze, que deja junto al mirador. El AlpspiX tiene dos pasarelas cruzadas en forma de X, de ahí su nombre, que se asoman a una caída de más de mil metros de altura. Las pasarelas de acero finalizan en una zona acristalada que ofrece impresionantes vistas del Zugspitze, el Waxenstein, la enorme cara norte del Alpspitze, y el valle del Höllental. Desde el mirador parten diversas excursiones, por ejemplo el sendero alrededor del Osterfelderkopf.
Turismo activo
El senderismo es la actividad estrella de la zona. Baviera cuenta con numerosos senderos aptos para todos los públicos, incluso algunas de las rutas más exigentes permiten salvar importantes tramos de desnivel gracias a telecabinas y teleféricos para llegar hasta paisajes propios de la alta montaña y emprender allí los itinerarios. Pero la naturaleza alpina es propicia también para el desarrollo de otras disciplinas de turismo activo. Es posible alquilar bicicletas de montaña —también eléctricas— en diversas zonas, nosotros lo hicimos en Schwangau para subir hasta el famoso castillo de Neuschwanstein, una de las residencias que Luis II de Baviera tuvo en la zona. Los deportes acuáticos en los lagos alpinos también están muy extendidos. En el lago Walchen, en una zona de Prealpes en el entorno del Parque Natural de Karwendel, alquilan diversos tipos de embarcaciones, como kayak y canoas. En las aguas absolutamente cristalinas del Eibsee, uno de los lagos más hermosos de los Alpes alemanes, con zonas que tienden al color turquesa intenso por las diferencias de profundidad, es posible practicar el kayak y el paddle surf.
Fauna
Caminando por los Alpes bávaros, los avistamientos de fauna suelen ser frecuentes. En una escarpada cumbre apareció un rebeco alpino, encuentro que se repitió en el descenso al refugio Höllentalanger, esta vez con una pareja de rebecos que cruzó a escasos metros del sendero que recorríamos. También disfrutamos del vuelo de una preciosa perdiz nival. Durante el invierno, ambos sexos de la perdiz se muestran prácticamente blancos, el macho se distingue de la hembra únicamente por la franja negra que le cruza el ojo y por la presencia de unas carúnculas. En invierno se reúnen en bandadas, mientras que durante la estación estival se suelen ver en parejas. En los pasos por zonas más elevadas, la presencia de la chova piquigualda fue constante. Esta especie tiene una área de distribución limitada a los sistemas montañosos y anida en colonias sobre paredes rocosas e inaccesibles. Basa su dieta en invertebrados, pero es fácil observarla alimentándose de los restos de comida que dejan los turistas en las instalaciones de las pistas de esquí. Una pareja de impresionantes águilas reales se dejó ver durante la subida en telecabina hasta el pico Nebelhorn, donde iniciamos la caminata. En el descenso desde el pico Osterfelderkopf hasta el refugio Höllentalangerhütte, vimos decenas de salamandras negras, especie que habita los bosques de mayor altitud, sobre todo de píceas, y es un buen indicador de la calidad del entorno natural. La salamandra negra o salamandra alpina (Salamandra atra) se caracteriza porque aloja los embriones en el vientre materno hasta que logran su desarrollo total. En los lagos alpinos es fácil ver especies de aves acuáticas como el vistoso somormujo lavanco.
Flora
La explosión de la flora alpina es un gran espectáculo de la naturaleza. A lo largo de los senderos de Baviera nos fuimos encontrando con diferentes tipos de coníferas, como la pícea o abeto rojo, una especie de elevada resistencia a las bajas temperaturas del invierno; o grandes alerces, uno de los árboles alpinos por excelencia —fuera de los Alpes solo se encuentra en unos pocos macizos—. El alerce tiene las hojas aciculares como otras coníferas, pero se diferencia porque las pierde en invierno y su coloración es verde claro, en contraposición a la coloración verde oscura de las píceas. En las zonas más elevadas, por encima del límite arbóreo, se pueden ver otras flores como prímulas —su nombre proviene del latín y hace referencia a su aparición al principio de la primavera—, gencianas o una pequeña flor formada por una inflorescencia en forma de paraguas, de color violeta, conocida como Soldanella alpina, una de las primeras flores que salen cuando empieza a desaparecer la nieve. Pero sin duda, la joya del viaje fue poder ver una orquídea Cypripedium calceolus (zapatito de dama). A pesar de que su distribución es amplia, en muchos países su población ha ido disminuyendo durante los últimos años, por lo que está incluida en estrictos programas de protección.
Höllentalklamm
Cerca de Garmisch-Partenkirchen hay un par de gargantas que merece la pena recorrer, la de Parnatch y la de Höllental. En esta ocasión recorrimos la segunda, empezando la caminata desde la cabaña Höllentalanger. El inicio es un plácido sendero que va descendiendo progresivamente hasta entrar en la propia garganta, un angosto desfiladero de casi un kilómetro de longitud. Se van cruzando varios túneles, bien iluminados, en los que el agua no deja de caer por la pared, dando la impresión de que está lloviendo. El ensordecedor sonido del agua bajando por el torrente, las grandes cascadas de agua que se van sucediendo en el itinerario y el color lechoso de las aguas, hacen de este itinerario uno de los más espectaculares de Baviera. La salida es en dirección a la pedanía de Hammersbach, en Grainau, desde donde podemos seguir caminando hasta llegar el Eibsee.
Pintura mural
Los pequeños pueblos que hay en los valles alpinos proporcionan escala humana a las altas cumbres de los Alpes. En los pueblos que iremos encontrando en nuestro recorrido, las casas están decoradas con la singular forma de arte mural del lüftlmalerei, una variación folclórica inspirada en los trampantojos barrocos. La temática de estas pinturas murales, que muchas veces cubren toda la fachada principal, es muy variada, abarcando desde los santos locales hasta completas historias bíblicas, desde el costumbrismo vinculado a la vida campesina y rural hasta escenas de caza. También podemos ver estandartes y relojes de sol completando las escenas. Encontramos buenos ejemplos de este tipo de arte en el centro histórico de Garmisch-Partenkirchen y al pie del Eibsee, aunque en la mayoría de pueblos de esta zona de Baviera podemos ver buenos murales.
Alojamiento en cabañas
La cultura de la naturaleza, del alpinismo y del senderismo está muy arraigada entre la sociedad alemana. Prueba de ello es el Club Alpino Alemán (Deutscher Alpenverein o DAV por sus siglas), que cuenta con más de 1.400.000 miembros. El DAV tiene un buen número de cabañas en los Alpes alemanes, de manera que nos permiten planear rutas de varios días caminando entre refugios. Incluso los más sencillos están perfectamente equipados, con lugares para secar la ropa y el calzado, habitaciones perfectamente aisladas, un servicio de cena y desayuno para reponer fuerzas y personal capacitado para orientarnos y recomendarnos los mejores itinerarios. La mayoría de las cabañas está en entornos idílicos.
Gastronomía
En la gastronomía de Baviera hay un ingrediente imprescindible: la carne. En la carta de cualquier restaurante no faltarán el contundente codillo, el crujiente schnitzel o las salchichas, todo acompañado de abundantes guarniciones. Una cocina calórica para hacer frente al rigor del clima alpino. Por eso resulta una rareza, deliciosa todo hay que decirlo, encontrarse con la cocina de la cabaña Hündeleskopft. En la región de Ostallgäu (Algovia del Este), a 1.180 metros de altura, Silvia Beyer prepara especialidades vegetarianas y veganas. ¡Imprescindible probar la lasaña! Si el clima lo permite, la terraza del refugio, con vistas al bosque y a los prados prealpinos donde pacen las vacas, es el mejor lugar para sentarse a comer y tomar una cerveza. En ocasiones, Silvia empieza a rasgar las cuerdas de su guitarra para entonar alguna canción popular inspirada en las montañas.
Zugspitze
Alcanzar caminado el punto más alto de Alemania requiere estar medianamente preparado físicamente. La otra opción es la del telecabina que lleva hasta casi la cima del Zugspitze. Para recorrer los últimos metros es necesario equiparse con casco, arnés y crampones, ya que suele haber algo de hielo en el último paso, sencillo pero expuesto si no se hace de manera adecuada. Las nieblas suelen rondar el techo de Alemania, pero en muchas ocasiones se marchan tan rápido como llegan, permitiendo una visión panorámica desde la cima: el Eibsee en la parte baja, las montañas del lado austriaco en el horizonte, el mar de nubes hacia al otro lado. En uno de los pisos del centro de visitantes hay un restaurante donde sirven especialidades bávaras y, cómo no, buena cerveza de la región para brindar por haber alcanzado el techo de los Alpes alemanes.
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