Amanece en la sierra de San Pedro, en Extremadura. Una esbelta rapaz llega planeando por el valle y se posa en su roquedo favorito. Despeinado por el viento, el altivo macho de águila perdicera (Aquila fasciata), escruta el territorio desde su atalaya. Este excelente cazador posee, proporcionalmente, los dedos y las garras de mayor tamaño de todas las águilas ibéricas. Sus presas principales son perdices y conejos, pero también es capaz de capturar, sin apenas esfuerzo, otras especies como gorriones, verdecillos e incluso vencejos, gracias a su vuelo ágil.
La sierra de San Pedro es tan solo una parte de la Reserva de la Biosfera del Tajo Internacional, lugar a caballo entre España y Portugal. Aquí se encuentra el más característico de los ecosistemas ibéricos, el bosque mediterráneo: alcornoques, encinas y quejigos se intercalan con parches de matorral, pastizales y áreas cultivadas. Cerca de los pocos núcleos habitados, el bosque mediterráneo ha sido modificado por la mano del hombre, eliminando el matorral y favoreciendo el desarrollo de encinas, que proporcionan leña, carbón y alimento en forma de bellotas, y de alcornoques, de los que se extrae el corcho.
La saca, como se conoce aquí la actividad de descortezar los recios alcornoques, requiere de una técnica depurada y se realiza con una periodicidad de nueve años.
Cerca de los cursos fluviales bien conservados se extienden valiosas manchas de bosque ribereño donde predominan alisos, fresnos y sauces. En algunas áreas, de marcada influencia atlántica, encontramos árboles caducifolios como el roble melojo o el castaño.
Una fauna de excepción
Buitres leonados y negros, que prefieren grandes alcornoques y otros árboles de buen porte para nidificar, alimoches, águilas perdiceras, reales e imperiales, y tímidas cigüeñas negras dominan los cielos de las serranías. Las arboledas son el hogar de rabilargos y oropéndolas, cuyo macho posee un vistoso plumaje negro y amarillo brillante; si no conseguimos observarla seguro que escuchamos su inconfundible y melodioso canto.
Es en otoño e invierno cuando aparecen numerosos bandos de grullas, procedentes del norte de Europa, que se alimentan en las dehesas; allí donde estas han desaparecido aparecen llanuras pseudoesteparias, habitadas por gangas, ortegas y sisones. En los pueblos no faltan las zancudas cigüeñas blancas y los cernícalos primilla, que escogen las edificaciones más elevadas para hacer sus nidos.
A medida que avanza la mañana, el sol tiñe las laderas del tranquilo valle donde habita el águila perdicera. Empieza una nueva jornada en la Reserva de la Biosfera del Tajo Internacional.
Bonito reportaje y unas fotos muy bonitas