La culpa fue del trigo. Él nos domesticó y no al revés. La revolución agrícola fue “el mayor fraude de la historia” según la califica sin tapujos Yuval Noah Harari en su magnífico ensayo Sapiens. Una breve historia de la humanidad. En el libro, el autor propone una interpretación radicalmente distinta de este hecho tan trascendente. Según el relato habitual, el descubrimiento de la agricultura supuso una revolución llena de prosperidad para los humanos. ¿Seguro?
Las sociedades cazadoras y recolectoras disponían de un profundo conocimiento de los seres vivos que las rodeaban así como de la forma de utilizarlos en beneficio propio. “Durante 2,5 millones de años, los humanos se alimentaron a base de recolectar plantas y cazar animales que vivían y se reproducían sin su intervención. (…) ¿Qué sentido tenía hacer otra cosa si ese estilo de vida les facilitaba alimento de sobra y sostenía un mundo rico en estructuras sociales, creencias religiosas y dinámicas políticas?”
Sin embargo, todo empezó a cambiar hace unos diez mil años “cuando los sapiens empezaron a dedicar casi todo su tiempo y sus esfuerzos a manipular la vida de unos cuantos animales y unas cuantas plantas”. Ciertamente, la revolución agrícola permitió aumentar la cantidad de alimento disponible. Sin embargo, este incremento de comida no se tradujo en una dieta más sana o en más tiempo libre, sino que dio lugar a un crecimiento demográfico inusitado —que todavía hoy continua— y al nacimiento de unas élites privilegiadas. “El agricultor tipo trabajaba más que el cazador-recolector tipo y encima comía peor”.
En las actuales sociedades desarrolladas, la gente trabaja de media de 40 a 45 horas semanales y en determinados países o entre determinados colectivos esta cifra puede llegar hasta las 60 y 80 horas. En cambio, se cree que las comunidades de cazadores-recolectores sólo dedicaban entre 35 y 45 horas semanales a los trabajos necesarios para asegurar la supervivencia. El principal secreto de su éxito durante esos 2,5 millones de años fue una dieta variada que las protegía de la inanición y la malnutrición. No nos engañemos, sus condiciones de vida eran muy duras, sin paliativos, pero las pruebas señalan que eran más altos y estaban más sanos que sus descendientes agricultores. “Los humanos de esa era tuvieron un estilo de vida más cómodo y agradecido que el de la mayoría de campesinos, pastores, jornaleros y oficinistas que siguieron sus pasos”, sostiene Harari. Hace cerca de veinte años, en Gran Bretaña, los adultos pasaban el doble de tiempo de media contestando correos electrónicos que jugando con sus hijos, explica Carl Honoré.
Cerca del gran río Ebro, en la sierra de Godall, en 1975 se encontró uno de los mejores conjuntos de pintura rupestre levantina, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1998. Los expertos consideran que, precisamente, datan del período de finales de las sociedades de cazadores-recolectores, es decir, del paso del Paleolítico al Neolítico, hace ahora entre 8 y 6 mil años. ¿Cómo eran nuestros antepasados antes de que cambiaran el arco por la azada? El estudio de la Prehistoria genera más preguntas que respuestas; sin embargo, las llamadas pinturas de los Abrigos de la Ermita dan algunas muy interesantes.
Hasta ahora se han llegado a descubrir 386 figuras repartidas en catorce abrigos cercanos a la ermita de la Piedad de Ulldecona. El tema central de las pinturas es claramente una cacería. Aparecen mayoritariamente arqueros, ciervos, cabras y caballos. Destaca especialmente el abrigo conocido como Ermita I, situado a unos 450 metros del santuario. Aunque se calcula que puede haberse perdido más del 50% del conjunto de pinturas, los 151 elementos conservados lo convierten en el friso numéricamente más importante de Cataluña y el único donde se describe con claridad una extraordinaria escena de caza.
La mayoría de animales que aparecen se muestran corriendo de forma frenética, mientras son asediados en todos los flancos por una treintena de arqueros. Los expertos consideran que la escena representa el método de caza empleado en esa misma sierra. Los arqueros situados a los lados obligan a ciervos y cabras a desplazarse montaña arriba, en dirección a la zona situada sobre los abrigos. Allí, los riscos calcáreos les cerrarían el paso y se encontrarían con otro grupo de cazadores preparados para disparar. Las pinturas describen, de hecho, una trampa sin escapatoria. Estamos ante una verdadera narración a través de la pintura, que debía contener sus dosis de valentía, sacrificio, heroísmo, mística y gratificación.
Las diferencias en los trazos y los tonos de la pintura llevan a pensar que, muy probablemente, la escena fue restaurada a través del tiempo a medida que se incorporaban nuevas figuras. Todo ello ha llevado a los expertos a calificar el lugar como un ejemplo de lo que consideran un super site, un lugar de concentración donde se reunían grupos para desarrollar actividades y rituales, en este caso relacionadas con la caza de grandes herbívoros.
¿Qué rituales se celebraban en estas reuniones? ¿Estaban vinculados al culto de árboles sagrados, como el tejo, por ejemplo? Es prácticamente imposible saberlo. Además, la reutilización a lo largo de la historia de los mayores abrigos para otros usos ha hecho desaparecer los posibles vestigios arqueológicos que hubieran podido dar más pistas. Ahora bien, las pinturas muestran dos personajes singulares: una figura femenina vestida con una larga falda ceñida al cuerpo y un cazador en una postura diferente del resto y con una cabeza mucho mayor, como si llevara un gran sombrero, por lo que fue bautizado como el chamán.
El chamanismo es el conjunto de prácticas espirituales y de curación más antiguo de todos los existentes. Se basa en la experimentación y el conocimiento directo de la naturaleza y el cosmos, fundamentado en la idea de que el mundo visible está influido por fuerzas invisibles que afectan a todas las manifestaciones de la vida. En la cosmovisión chamánica todo está conectado y todo es sagrado. Estas ideas tienen mucho que ver con que nuestra especie sea capaz de inducir estados modificados de conciencia a través de distintos medios. Pueden ser las sustancias psicotrópicas presentes en el mundo vegetal, o por medio de la música y el baile, por ejemplo, dos verdaderos pilares de la conducta de los sapiens: ahora sabemos que el toque repetido de un tambor con más de 200 pulsos por minuto induce cambios en la frecuencia de las ondas cerebrales.
Los chamanes, ya fueran hombres o mujeres, eran individuos capaces de viajar a través de otras realidades y propiciar los medios para la subsidencia. Combinaban conocimientos de todo tipo y actuaban tanto como maestros, médicos, psicólogos, músicos, etc. El chamanismo es el origen de las religiones, una de las formas con las que los humanos han inducido, manipulado y explotado los estados profundos de la conciencia alterada para comunicarse con dioses y espíritus. Si bien no se puede asegurar con qué tipo de rituales estaban vinculadas las pinturas de la sierra de Godall, no deja de ser curioso que en el mismo sitio donde nuestros antepasados prehistóricos se reunían, se acabara levantando una ermita que ha sido durante siglos punto de reunión y encuentro de los vecinos de la zona.
En este mismo lugar, en el año 2005, se inauguró el Centro de Interpretación del Arte Rupestre, un equipamiento que sin ser pretencioso cumple bien su función de introducción, con textos bien redactados que se dejan leer con facilidad, algo fundamental, pero no siempre habitual. El centro acumula ya una notable experiencia en proyectos pioneros en investigación, conservación preventiva y difusión con nuevas tecnologías. Cabe destacar la prioridad por acercar este patrimonio a su propia población y su territorio. A lo largo del año el centro lleva a cabo una gestión cultural eficaz, que abarca desde actividades para escolares a conciertos de música en los abrigos.
La visita a las pinturas se realiza siempre con el acompañamiento de un guía interpretador. Un acierto, sobre todo si se tiene en cuenta que hay poquísimos visitantes con la preparación para llegar al fondo del valor y los significados de este patrimonio. Además, los guías cuentan con la ayuda de un sistema de realidad aumentada que mejora muchísimo la percepción de las pinturas.
Más allá de los detalles concretos de las escenas, el hecho de que el lugar funcionara como una especie de santuario, como lugar de reunión y celebración de rituales, induce a la reflexión. El filósofo Byung-Chul Han, en su libro La desaparición de los rituales, se muestra preocupado por el papel de estos en nuestros días. Los ritos son acciones simbólicas que transmiten y representan aquellos valores que mantienen cohesionada a una comunidad. Los rituales “generan una comunidad sin comunicación, mientras que lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad”. La percepción simbólica otorga al mundo una permanencia y los rituales transforman el hecho de “estar en el mundo” en un “estar en casa”. Hacen habitable el tiempo.
Han considera que el mundo sufre una fuerte carestía del hecho simbólico. “Los datos y las informaciones que caracterizan a nuestra sociedad carecen de toda fuerza simbólica”. Hoy en día el tiempo se desintegra en la mera sucesión de un presente puntual y se precipita sin encontrar elementos a los que agarrarse, como si se tratara de un enorme scroll. Un tiempo sin momentos para detenerse no es habitable. Los rituales, en cambio, estabilizan la vida gracias a la repetición, que es su rasgo principal. Hacen que la vida sea duradera. Según los expertos, muy probablemente los abrigos de la Ermita funcionaron como un lugar ritual durante miles de años. Impresionante.
Sin idealizar en absoluto aquellas sociedades cazadoras y recolectoras, lo que resulta irrebatible es que las decisiones tomadas por los humanos desde la revolución agraria, en unos pocos miles de años, han acabado abocándonos a unas crisis de dimensiones planetarias que ponen en jaque los ecosistemas terrestres y a nosotros mismos como especie. Si bien los científicos nos advierten que el presente hace aguas por todas partes, nos aferramos a nuestra civilización considerándola como superior a las anteriores y pensamos que estamos en un momento álgido como especie que domina el mundo. A pesar que los estudios son irrefutables nos cuesta horrores “mirar arriba”.
Olvidar nuestra memoria como especie no ayuda precisamente a entender quiénes somos y dónde nos hallamos en realidad. ¿Estamos realmente tan lejos como podría parecer de aquellos cazadores-recolectores del Montsià? Nuestro cerebro continúa siendo igual al de aquellos antepasados. Continuamos siendo homínidos que sienten, aman, disfrutan y sufren; seres a quienes les gustan y necesitan oír relatos de grandes historias, como la de una emocionante cacería en la sierra de Godall, por ejemplo. Quizás nuestros antepasados y su manera de relacionarse con el medio y de entender el tiempo, todavía tienen cosas que enseñarnos.
Más información en la página de Turismo de las Terres de l’Ebre
Centro de Interpretación de Arte Rupestre Abrigos de la Ermita. Ulldecona. Horarios y tarifas
Ruta de l’Art Rupestre. Museu d’Arqueologia de Catalunya. Centre d’Interpretació d’Art Rupestre Els Abrics de l’Ermita
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