La isla de Rügen está amarrada a tierra continental por un puente que la une con la ciudad hanseática de Stralsund. Es un puente de hermosa arquitectura, majestuoso; que dibuja una elegante curva. No es, sin embargo, el lugar más interesante para conducir en Rügen. Una serie de carreteras, avenidas flanqueadas por grandes árboles a ambos lados —de la familia de los plátanos de sombra—, convierte los trayectos por la isla en auténticos anuncios de automóvil. Varias de esas carreteras forman parte de la ruta escénica Deutsche Allenstrasse, que va desde el mar Báltico al lago Constanza.
Rügen no encaja en el patrón clásico que solemos asociar al término isla: no hay palmeras, su mar rara vez está en calma, no encontramos infinitas playas de arena y ni siquiera cuenta con interminables horas de sol. Pero es una isla que invita a la calma, al paseo relajado y al disfrute de sus valiosos espacios naturales en cualquier momento del año. A lo largo de la costa este hay varias ciudades balneario con playas que todavía conservan un cordón dunar de gran valor ecológico. Las ciudades más destacadas son Sellin y Binz, ambas con un muelle de madera que nos permite caminar unos metros por encima del paisaje costero. Son playas que te llevan a décadas pasadas, cuando los doctores recetaban jornadas junto al mar y la playa era más un lugar donde socializar y menos un asador de cuerpos buscando presumir de bronceado. Influía, por supuesto, el hecho de que hace un siglo poca gente supiera nadar. Un buen plan para disfrutar de ese litoral es elegir una buena lectura, comprar un par de cervezas y alquilar uno de esos pintorescos sillones de mimbre, tan característicos de las playas alemanas, para pasar el día.
El valor vacacional de la isla también llamó la atención de las élites nazis, que construyeron en Prora un enorme pabellón —parece que fue el edificio más largo del mundo— para que veranearan los trabajadores, vacaciones diseñadas y supervisadas por el KdF (Kraft durch Freude o Fuerza a través de la alegría). El edificio tenía cuatro kilómetros y medio de largo y capacidad para veinte mil personas. Nunca se llegó a estrenar; tras varias décadas en estado de semiabandono está siendo reacondicionado para albergar viviendas de lujo y un gran espacio expositivo. El edificio se ve perfectamente, casi devorado por un frondoso bosque, desde la parte superior de la torre de observación del Centro del Patrimonio Natural —Naturerbe Zentrum—, conocida como Nido del Águila. Para subir a la torre el itinerario serpentea a través del bosque caducifolio hasta alcanzar el dosel, a una altura de ochenta y dos metros sobre el nivel del mar y de cuarenta sobre el suelo. Los últimos seiscientos metros se asciende alrededor de un majestuoso ejemplar de haya (Fagus sylvatica). La pasarela de madera tiene una longitud total de 1.250 metros y es apta para sillas de ruedas gracias a que su pendiente no supera el seis por ciento.
Con suerte, desde lo más alto de la torre de observación “Eagle’s Nest”, es posible ver algún ejemplar de pigargo europeo (Haliaetus albicilla) planeando en busca de presas. Esta rapaz euroasiática de gran tamaño es fácilmente identificable por su cola corta, en forma de cuña, que en los ejemplares adultos es blanca. El recorrido por la pasarela ofrece a los visitantes de todas las edades puntos o “estaciones” donde parar y descubrir diversos fenómenos naturales del bosque y sus habitantes. En uno de ellos, una bomba de agua ayuda a entender y experimentar la dificultad que tienen los árboles para transportar el agua desde sus raíces hasta lo más alto de sus copas; en otros podemos descubrir las características de los insectos del bosque o aprender a leer la edad de los árboles a través de una “rodaja” extraída de su tronco para contar los anillos de crecimiento. Cada anillo corresponde al crecimiento anual y consta de dos zonas diferenciadas por su color, una de color claro formada en primavera y otra que se forma en otoño —de vasos apretados y de color más oscuro— configurando el tejido de sostén del árbol.
Los bosques más importantes de Rügen son los hayedos del Parque Nacional de Jasmund. El 26 por ciento de los bosques europeos de hayas se encuentra en Alemania y algunos tipos específicos de esta clase de bosque solo existe aquí. Por lo tanto, representan una parte importante de la biodiversidad total de Alemania. Sin la influencia humana a lo largo de la historia, estos bosques dominarían el paisaje en toda Europa Central y cubrirían alrededor de dos tercios de la superficie del país. Los hayedos del Parque Nacional de Jasmund pasaron a formar parte del Patrimonio de la Humanidad en 2011, bajo la denominación de Hayedos primarios de los Cárpatos y Alemania, junto a otros hayedos bien conservados de Ucrania y Eslovaquia. En 2017, la UNESCO ha extendido la protección a bosques de un total de doce países, cambiando la denominación a Hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa.
Durante el transcurso del año, y a lo largo de su ciclo de vida, estos hayedos majestuosos cambian su aspecto y se someten a procesos muy diversos. En el inicio de la primavera —antes de la aparición de las primeras hojas— una colorida alfombra de plantas de temprana floración cubre el suelo del bosque; al avanzar la estación aparece un follaje verde y fresco que crea una agradable penumbra en el suelo del bosque y que se prolonga durante los meses de verano. Debido a la densidad del follaje son muy pocas las especies vegetales que pueden prosperar en el sotobosque con estas condiciones de sombra permanente. En otoño, el bosque sufre otro cambio y los árboles renuevan todas sus hojas hasta perder el follaje por completo gracias al viento y la lluvia.
Estos bosques maduros, con una elevada proporción de árboles viejos y de madera muerta, son el hábitat ideal para muchas especies de flora y fauna. Uno de los grupos más beneficiados por estas condiciones son los murciélagos (quirópteros) que utilizan las cavidades naturales de los árboles para refugiarse durante el día. También son abundantes diversas especies de pájaros carpinteros como el pico mediano (Dendrocopos medius) y el pico menor (Dendrocopos minor). Además, en el interior de estas masas forestales se encuentran pequeños arroyos, manantiales y afloramientos rocosos que aumentan la biodiversidad: algunas estimaciones sitúan en cerca de seis mil el número de especies de animales que pueden contabilizarse en estos bosques.
Los viejos bosques de hayas son, actualmente, extremadamente raros en Europa. Desde una perspectiva internacional se cuentan entre los hábitats más amenazados de Europa a pesar de que el haya como especie no esté en absoluto en peligro. Caminar por los senderos que recorren Jasmund es la mejor manera de llegar a los conocidos acantilados blancos, aunque también se puede llegar en vehículo hasta el centro de interpretación Königsstuhl para conocer las particularidades de los escarpados cretácicos, un paisaje de tiza que en el pasado llamó la atención de poetas y pintores.
Texto: Rafa Pérez / Fotos: Òscar Domínguez y Rafa Pérez
CÓMO LLEGAR. La mejor opción para llegar a Rügen es volar hasta la ciudad de Hamburgo y desde allí conducir hasta la isla. Vueling tiene vuelos a la ciudad alemana desde numerosas ciudades españoles, ya sea en vuelos directos o a través de Barcelona, a precios muy interesantes. Ahora mismo, por ejemplo, se pueden encontrar vuelos desde 24,99 euros por trayecto en su tarifa Basic y desde 44,99 en la Optima, que permite escoger asiento y facturar una maleta. Para más información, visita la página de Vueling.
MOVERSE. Para recorrer la isla de Rügen recomendamos alquilar un coche en el aeropuerto de Hamburgo para tener la comodidad de hacer la ruta a nuestro ritmo y detenernos cada vez que veamos algún punto de interés. Nosotros utilizamos los servicios de SIXT, que suele tener precios más competitivos que los de otras compañías de alquiler de vehículos. Como había disponibilidad, nos entregaron un coche con un maletero grande y navegador. Los trámites de recogida y entrega del vehículo fueron bastante ágiles. Para más información, condiciones y precios puedes consultar la web de Sixt.
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